domingo, octubre 08, 2006

eresponsabilidada social empresarial, casos

OPINIONES DE VANGUARDIA
Opiniones de Vanguardia - Montevideo,Uruguay
... La pregunta obligada del Congreso de ADRHA era: ¿Qué pueden aportar en estos casos las iniciativas de Responsabilidad Social Empresarial? ...

Inclusión digital en escuelas rurales
El Independiente (Argentina) - La Rioja,Argentina
... General de EGB lleva adelante la implementación de inclusión digital de escuelas rurales dentro del "Programa de responsabilidad social empresarial". ...

 

RESPONSABILIDADA SOCIAL EMPRESARIAL: UNA IDEA DE DE RESPONSABILIDAD GLOBAL EN ESPAÑA

ESTE ES UN INTERESANTE ARTÍCULO QUE VAMOS A CONVERSAR CON GUSTAVO RIVERA G. DE SOFOFA Y QUE CON GUSTO COMPARTO CON LOS LECTORES DE RESPSOEM.BLOGSPOT.COM .
 
Hace falta ir poniendo orden al exceso de normas y guías de RSE

 
Reproducimos un artículo de Josep Maria Canyelles, promotor de la iniciativa Responsabilidad Global, que apuesta por avanzar hacia la convergencia de modelos de RSE y evitar que, como ahora, haya hasta 300 propuestas diversas.
Foto: anuv.info Josep Maria Canyelles / Responsabilidad Global (*) (08/10/2006)
En el tiempo relativamente breve en qué la Responsabilidad Social de las Empresas ha entrado en escena y ha adquirido carta de ciudadanía entre los modelos, marcos o enfoques de gestión, han aparecido multitud de normas, guías, iniciativas, marcos de reporting, que han llegado a provocar una cierta confusión.

La proliferación es natural y debe ser bienvenida porque no deja de ser una señal del interés que la RSE merece y del esfuerzo de búsqueda, experimentación y adecuación que se hace por encontrar las fórmulas y codificaciones más adecuadas a cada realidad y sector.

Aún así, si queremos avanzar hacia una etapa de mayor consolidación y maduración hará falta superar esta gran diversidad por la vía de una cierta convergencia o bien forzando una cierta selección natural, puesto que más de 300 propuestas vigentes no aportan la riqueza de la diversidad sino la dificultad de poder establecer un marco de comparabilidad que permita poner en valor unas políticas y prácticas e impactos que sean de alguna manera codificables.

Además, supone una dificultad objetiva que cada vez es más relevante en la expansión de la RSE entre un número más gran de empresas. Entre las infinitas divisiones que se pueden hacer a la realidad empresarial, destacamos ahora la distinción entre aquellas que optan por un sentido estratégico de la RSC, aquellas que se limitan a cubrir una necesidad, y finalmente aquellas para las cuales la RSE todavía no es un concepto que merezca su atención o ante el cual se limitan a observar y estar a la expectativa.

> En el primer caso, las que optan por una RSE que toma una forma central en su modelo de negocio, van un paso por delante, quieren ejercer un liderazgo, ganar una ventaja competitiva, y se pueden permitir ser propositivos, sumarse a fomentar nuevas iniciativas.

> En el caso segundo, aquellas empresas que disponen de unas políticas de RSE sin mayor convicción que la necesaria, la necesidad de una clarificación y sencillez es básica más poder encontrar sus estándars más adecuados y su equilibrio o posicionamiento en el resto del sector.

> Finalmente, para aquellas que todavía se lo miran desde fuera, el exceso de diversidad es visto y usado como un argumento a favor de mantener sus reservas y los permite conformar una opinión centrada en la poca claridad del marco conceptual y el sentido de la formalización de la RSE.

Además, también es presente un juego de intereses y visiones que pueden ser confrontados:

> Para una visión de empresas más bien reticentes a un progreso relevante del RSE en la sociedad y en el mercado, ya les puede convenir un estado como el actual en el que no hay el menor asomo de exigibilidad.

> Para algunas partes interesadas de carácter social, esta situación les puede llevar a reclamar por parte de los poderes públicos una obligatoriedad centrada en un modelo único y común.

> Para las grandes consultoras, interesadas en hacer implantaciones masivamente, puede suceder que les interese un marco de mayor exigibilidad, incluso por la vía de la normativa pública, que acabe beneficiando sus intereses particulares.

Por esto, planteamos cinco ideas o cuestiones:

> Ante el riesgo de que el sector público quiera intervenir en exceso para regular el sector, hace falta acentuar la capacidad de autorregulación. Pero autorregularse no es tan sólo dejar hacer… No es defendible con firmeza la autorregulación si no hay capacidad de ejercerla de manera responsable, pensando el sector desde el propio sector.

> Los consultores deberemos coordinar mejor nuestras acciones y sumar esfuerzos colaborativos para ayudar al propio mercado a conformarse de forma que acabe aportando el mejor valor para todas las partes. Si una empresa recibe opiniones divergentes por parte de dos consultores los perjudicados no serán estos dos sino la misma RSE.

> La aparición de una nueva versión del GRI, mejorando la que ya se ha ido conformando como el marco de reporting más prestigiado a nivel global, es un hecho que hace falta saludar con gran satisfacción, porque demuestra que con una gobernanza excelente y multilateral se puede abordar un marco que se vaya poniendo al día y encuentre el equilibrio necesario en cada momento para las diferentes partes. Si una administración pública definiera un estándar es probable que sufriera el riesgo de enquistarse y enmohecerse.

> Un marco de reporting no se excluye con otras iniciativas, normas y modelos de carácter sectorial, de forma que en absoluto renegaremos de las novedades per sí que haría falta pedirles qué marco de complementariedad y qué mejorar aportan, qué diferencias sustanciales respecto a las anteriores, y por qué motivos no ha sido posible una acción conjunta de evolución de marcos existentes.

> Tampoco creemos que el exceso de diversidad se deba resolver con una ISO. Respecto a la futura aparición de la norma ISO 26000, no queremos desdeñarla pero, a parte de que posiblemente no recogerá tan diáfanamente un sentido de compromiso, puede profundizar en un riesgo real: acabar reduciendo la complejidad inherente de la RSE a una norma a partir de la cual una empresa podrá mostrar su acumulación de sellos (calidad, medio ambiente, salud y seguridad… ¡y RSE!) y quizás sea puntuable en concursos públicos. Pero si éste acaba siéndole final de trayecto no sabemos si habrá valido la pena…

En todo caso, por lo que hace falta velar es por disminuir los costes de comprensión (facilitar la elección por parte de la empresa y clarificar el compromiso de cara al público), buscar la máxima integración a los sistemas de gestión e indicadores de la empresa, garantizar la máxima comparabilidad al a vez que adecuación al sector empresarial.

(*) Josep Maria Canyelles es promotor de la iniciativa Responsabilidad Global, un proyecto para desde el ámbito empresarial y de la administración pública avanzar hacia la Responsabilidad Social Corporativa

RODRIGO GONZALEZ FERNADEZ

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