David Gutiérrez es Socio Fundador de BLP, uno de los bufetes más grandes y más reconocidos de Centroamérica. Su práctica profesional se especializa en asuntos relacionados con derecho comercial y corporativo, proyectos de infraestructura y arbitraje.
Antes de fundar BLP, fue Socio en KPMG, asociado internacional de la firma de Washington, D.C. Wilmer, Cutler, Pickering, Hale & Do y Asesor de la Presidencia de la República de Costa Rica.
Es graduado de la Universidad de Costa Rica y de Georgetown University, con honores. Fue becario Fulbright y de la Organización de Estados Americanos.
Actualmente, funge como Vice-Chair del Foro Latinoamericano de la International Bar Association, la organización de abogados más grande del mundo. Es Tesorero de la Junta Directiva de la Fundación CRUSA y Secretario de la Junta Directiva de la Asociación de Empresarios para el Desarrollo (AED). Además, es miembro fundador honorario de la Fundación Omar Dengo.
Es columnista quincenal del Diario La República, uno de los diarios más reconocidos de Costa Rica, con énfasis en temas de política, ley y negocios. Adicionalmente, es Fellow del Central America Leadership Initiative (CALI), miembro del Aspen Global Leadership Network.
En posiciones anteriores, fue fundador y primer Presidente de la Fundación BLP Pro Bono, la primera signataria costarricense de la
Declaración Pro Bono para el Continente Americano, y fue el primer coordinador de la Comisión Pro-Bono del Colegio de Abogados. Fue director fundador, y Presidente hasta el 2009, del CICA, el centro de arbitraje de AMCHAM y de la Asociación Costarricense de Derecho Internacional. Fue parte del Consejo Asesor del Americas Society y del Council of the Americas (www.as-coa.org).
Fue galardonado con el premio "Central American Law Firm Leader" por la prestigiosa Law Business Research, de la revista Latin Lawyer. Ha sido continuamente catalogado como uno de los mejores abogados de la región centroamericana, por prestigiosas publicaciones nacionales, regionales e internacionales.
A favor o no de Piketty, su obra nos hace reflexionar acerca de las respuestas que las naciones demos para resolver la desigualdad y fortalecer la democracia
¿Un impuesto mundial al capital?
Hace un año se publicó "El capital en el siglo XXI" de Thomas Piketty, reconocido investigador académico en el campo de la concentración de riqueza y director de estudios de la École des Hautes Etudes en Sciencies Sociales.
A la fecha, esta obra es una de las más famosas y reconocidas acerca del análisis histórico-económico desde el inicio de la crisis financiera mundial, y en sus casi mil páginas desarrolla una investigación de más de 15 años.
El argumento principal es que, en el actual sistema económico, la riqueza heredada siempre tendrá más valor que lo que un individuo pueda ganar en una vida, por lo que el capitalismo es incompatible con la democracia y la justicia social.
Para Piketty, mientras los rendimientos del capital aumenten más que el crecimiento económico de un país se incrementará la desigualdad. ¿Cómo sugiere solucionarlo? Con la creación de un impuesto mundial de un 80% a la riqueza y al capital.
El libro ha tenido un efecto importante, siendo analizado por la prensa, académicos, económicos y políticos. Algunas de las críticas, comprensiblemente vienen de sectores de la derecha, que califican de marxista al autor. Otras, como la del diario Financial Times, consideran deficiente su investigación.
De igual forma, hay quienes critican la solución por medio de la creación de impuestos confiscatorios, que generan un desestímulo en la producción económica, con lo que el resultado es una reducción real del producto social a repartir. Pero otros, como el reconocido Larry Summers, lo aplauden y piden que se le otorgue el Nobel de Economía.
Parte del análisis considera que en Estados Unidos el ingreso medio de los últimos 40 años se mantiene similar, mientras que el 1% de la población, e incluso el 0,1%, ha aumentado sus ingresos de forma dramática en ese lapso. De igual forma, hay salarios que crecieron tanto que hoy el promedio del ingreso de un CEO estadounidense es 331 veces más alto que el de sus empleados.
Por otra parte, ¿cómo estamos en Costa Rica?
A pesar de lo que se dice y repite, nuestro país no es más desigual hoy que hace diez años. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) dio a conocer que en 2013 la distribución del ingreso fue prácticamente igual que en 2004.
Medido como acumulación de ingresos entre el 20% más adinerado de la sociedad y el 20% más pobre, la situación del país es prácticamente la misma en 2013 y 2004. Con unos leves cambios en los decimales, el grupo de mayor ingreso acumulaba el 52% en ambos años, y el 20% un 4,7%.
Pero la Costa Rica de 2013 sí es más desigual que la de 1988, por lo que se deben implementar las acciones que permitan mejorar el nivel educativo e incentivar más empleos en el sector privado, herramientas fundamentales para combatir la pobreza mejorar las condiciones de vida.
A favor o no de Piketty, su obra nos hace reflexionar más acerca de las respuestas que las naciones demos para resolver la desigualdad y fortalecer la democracia.
David Gutiérrez Swanson
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
- Siguenos en twitter: @rogofe47Chile
Santiago- Chile