lunes, noviembre 15, 2010

El dilema Hitler-Gandhi

El dilema Hitler-Gandhi
11 de Noviembre de 2010 - 11:33:17 por josep maría lozano
jm lozanoSi hay una palabra recurrente en los debates de los últimos tiempos, esta palabra es liderazgo: su necesidad, su déficit, sus requerimientos. A veces se plantea como si fuera la nueva poción mágica. Es uno de los (supuestos) diagnósticos más frecuentes: aquí falta liderazgo. Sustitúyase aquí por país, gobierno, mundo, empresa, asociación, equipo... lo que haga falta.

 

Y hay que empezar a considerar si es posible pensar los liderazgos sin pensar sus finalidades. Porque a menudo parece que pensar el liderazgo es pensar una función sin finalidades (o al margen e independiente de ellas). Estamos tan excesivamente obsesionados por la confusión práctica entre líder y liderazgo, que nos limitamos a reducirlo todo -de hecho- a la pregunta por el líder, hasta el punto que a menudo descuidamos la cuestión sobre la visión global del liderazgo. Si reducimos la pregunta por el liderazgo a la pregunta por el líder, caeremos inevitablemente en lo que con Àngel Castiñeira hemos denominado la paradoja Hitler-Gandhi, que es la perplejidad que produce constatar que muchas -¡pero muchas!- de las definiciones o conceptualizaciones que se hacen sobre el liderazgo encajan perfectamente de manera indistinta en estas dos personalidades. Y, claro está, si las podemos aplicar a dos personalidades que representan perfiles y trayectorias tan diversas (o incluso opuestas), entonces la pregunta es: ¿qué se nos escapa o qué hace falta en el debate y a la reflexión sobre los liderazgos, dado que da como resultado precisamente esta posibilidad? El sentido común nos diría que tenemos que añadir algo más a nuestra reflexión cuando tantas descripciones, teorizaciones o planteamientos sobre los liderazgos permiten perfectamente poner bajo la misma definición personajes tan dispares y maneras de proceder tan diferentes. Lo que me parece que no tenemos que hacer es tratar de mejorar las definiciones: muchas de ellas resultan bastante adecuadas. Lo que tenemos que cambiar es la aproximación que hacemos.

 

En un texto casi olvidado de los orígenes del management Chester Barnard, a principios del siglo XX, ya puso de relieve lo siguiente: «No he podido avanzar mucho en el estudio de las organizaciones o del comportamiento de las personas que trabajan sin plantearme unas cuantas preguntas de formulación bien sencilla: ¿Qué es un individuo? ¿Qué entendemos por una persona? ¿Hasta qué punto tenemos poder de elección o podemos ejercer nuestra voluntad? La tentación es evitar estas preguntas difíciles y dejarlas para los filósofos y los científicos, que hace siglos que hablan de ellas. Sin embargo, enseguida observamos que, aunque evitamos contestarlas, vuelven a planteársenos y no las podemos eludir. Las contestamos implícitamente en todo aquello que decimos a propósito del comportamiento humano. Y lo más importante es que personas de todo tipo, también los líderes y los ejecutivos, actúan sobre la base de suposiciones y de actitudes antropológicas fundamentales, aunque raramente son conscientes de ello.»

 

Lo que quiero decir es que pensar el liderazgo es justamente traer a la superficie o traer a la conciencia el reconocimiento de que siempre que hablamos de organizaciones y de liderazgos estamos hablando también de opciones y modelos que tienen un fuerte componente valorativo, y desde opciones que responden a una visión de la realidad humana (la que sea). El liderazgo no es una herramienta (como un cuchillo) que se puede utilizar para finalidades muy diversas: la comprensión del liderazgo es incompleta y limitada si no incluye intrínsecamente la reflexión y el debate sobre los valores a los que está vinculado. Hablar de organizaciones y de liderazgos es hablar de una realidad empapada de una manera de entender las relaciones humanas, de una manera de entender el ser humano, de una manera de entender los proyectos que hay en juego.

 

El liderazgo no es un programa genético sino una manera de proceder, que implica poner en marcha un proceso colectivo que afecta a las personas, a la estructura de sus relaciones y al propósito de su acción. Así pues, tenemos que poner el acento en los procesos de liderazgo, y deberíamos encapsularnos menos en la figura concreta que personifica un determinado líder. Podemos estudiar casos históricos o actuales de líderes destacados, pero el anecdotario que eso genera lo considero relevante sólo como un recurso para entender y construir mejor la compleja y rica categorización del (los) liderazgo(s), los elementos que entran en juego, el tipo de desafíos a los que tienen que dar respuesta en el seno de una organización o comunidad y las estrategias o métodos que han seguido.

 

¿Cuál es la cuestión de fondo? La cuestión de fondo… son dos cuestiones: no tenemos que confundir liderazgo con líder; y tenemos que centrar el debate no tanto en el liderazgo como en el buen liderazgo. Por lo tanto, no deberíamos identificar el liderazgo con una posición, sino con una relación y, sobre todo, con un proceso. Por eso hablamos de liderazgo(s), y no de líderes. Porque apuntar únicamente a los rasgos y competencias del perfil personal de quien asume la función de líder es una condición necesaria, pero no suficiente, y nos puede llevar a reduccionismos empobrecedores. Resulta sintomático constatar como en muchas organizaciones el debate sobre el liderazgo se reduce a un debate sobre los líderes y se dejan en una zona de penumbra tanto el debate sobre el proyecto que se impulsa o ambiciona -y sus bienes y valores inherentes-, como el debate sobre el tipo de relación, compromisos y vinculaciones que supone por parte de los que se implican en el proyecto.

 

El liderazgo no es lo mismo que el líder. El líder es un componente esencial –por supuesto- del proceso de liderazgo, que incluye un conjunto de aspectos interrelacionados, distinguibles pero inseparables: líderes, seguidores, proyecto y maneras de proceder. Por lo tanto, para hablar de buen liderazgo tendremos que tener en cuenta la calidad humana y las competencias del líder, sin duda; pero también las características de la relación establecida con los seguidores o colaboradores; la bondad y el sentido del proyecto o de la causa a alcanzar; y, por último, la corrección del proceso de toma de decisiones, el acierto de la decisión escogida, el tipo de acciones realizadas, los medios utilizados y los resultados obtenidos para intentar realizar la misión o alcanzar el propósito. Hablar de liderazgos no es sólo hablar de quién va delante. Es hablar de personas, pero también de buenos proyectos, y de compromisos interpersonales generadores de excelencia y sentido en los diversos niveles de la relación y de la acción.

 

En caso contrario, Don Corleone podría ser un paradigma de buen líder. No en balde, en la tercera entrega de la saga, hace un excelente discurso sobre la necesidad y la conveniencia de la ética en los negocios.

 

www.josepmlozano.cat



El dilema Hitler-Gandhi

11 de Noviembre de 2010 - 11:33:17 por josep maría lozano

Si hay una palabra recurrente en los debates de los últimos tiempos, esta palabra es liderazgo: su necesidad, su déficit, sus requerimientos. A veces se plantea como si fuera la nueva poción mágica. Es uno de los (supuestos) diagnósticos más frecuentes: aquí falta liderazgo. Sustitúyase aquí por país, gobierno, mundo, empresa, asociación, equipo... lo que haga falta.

 

Y hay que empezar a considerar si es posible pensar los liderazgos sin pensar sus finalidades. Porque a menudo parece que pensar el liderazgo es pensar una función sin finalidades (o al margen e independiente de ellas). Estamos tan excesivamente obsesionados por la confusión práctica entre líder y liderazgo, que nos limitamos a reducirlo todo -de hecho- a la pregunta por el líder, hasta el punto que a menudo descuidamos la cuestión sobre la visión global del liderazgo. Si reducimos la pregunta por el liderazgo a la pregunta por el líder, caeremos inevitablemente en lo que con Àngel Castiñeira hemos denominado la paradoja Hitler-Gandhi, que es la perplejidad que produce constatar que muchas -¡pero muchas!- de las definiciones o conceptualizaciones que se hacen sobre el liderazgo encajan perfectamente de manera indistinta en estas dos personalidades. Y, claro está, si las podemos aplicar a dos personalidades que representan perfiles y trayectorias tan diversas (o incluso opuestas), entonces la pregunta es: ¿qué se nos escapa o qué hace falta en el debate y a la reflexión sobre los liderazgos, dado que da como resultado precisamente esta posibilidad? El sentido común nos diría que tenemos que añadir algo más a nuestra reflexión cuando tantas descripciones, teorizaciones o planteamientos sobre los liderazgos permiten perfectamente poner bajo la misma definición personajes tan dispares y maneras de proceder tan diferentes. Lo que me parece que no tenemos que hacer es tratar de mejorar las definiciones: muchas de ellas resultan bastante adecuadas. Lo que tenemos que cambiar es la aproximación que hacemos.

 

En un texto casi olvidado de los orígenes del management Chester Barnard, a principios del siglo XX, ya puso de relieve lo siguiente: «No he podido avanzar mucho en el estudio de las organizaciones o del comportamiento de las personas que trabajan sin plantearme unas cuantas preguntas de formulación bien sencilla: ¿Qué es un individuo? ¿Qué entendemos por una persona? ¿Hasta qué punto tenemos poder de elección o podemos ejercer nuestra voluntad? La tentación es evitar estas preguntas difíciles y dejarlas para los filósofos y los científicos, que hace siglos que hablan de ellas. Sin embargo, enseguida observamos que, aunque evitamos contestarlas, vuelven a planteársenos y no las podemos eludir. Las contestamos implícitamente en todo aquello que decimos a propósito del comportamiento humano. Y lo más importante es que personas de todo tipo, también los líderes y los ejecutivos, actúan sobre la base de suposiciones y de actitudes antropológicas fundamentales, aunque raramente son conscientes de ello.»

 

Lo que quiero decir es que pensar el liderazgo es justamente traer a la superficie o traer a la conciencia el reconocimiento de que siempre que hablamos de organizaciones y de liderazgos estamos hablando también de opciones y modelos que tienen un fuerte componente valorativo, y desde opciones que responden a una visión de la realidad humana (la que sea). El liderazgo no es una herramienta (como un cuchillo) que se puede utilizar para finalidades muy diversas: la comprensión del liderazgo es incompleta y limitada si no incluye intrínsecamente la reflexión y el debate sobre los valores a los que está vinculado. Hablar de organizaciones y de liderazgos es hablar de una realidad empapada de una manera de entender las relaciones humanas, de una manera de entender el ser humano, de una manera de entender los proyectos que hay en juego.

 

El liderazgo no es un programa genético sino una manera de proceder, que implica poner en marcha un proceso colectivo que afecta a las personas, a la estructura de sus relaciones y al propósito de su acción. Así pues, tenemos que poner el acento en los procesos de liderazgo, y deberíamos encapsularnos menos en la figura concreta que personifica un determinado líder. Podemos estudiar casos históricos o actuales de líderes destacados, pero el anecdotario que eso genera lo considero relevante sólo como un recurso para entender y construir mejor la compleja y rica categorización del (los) liderazgo(s), los elementos que entran en juego, el tipo de desafíos a los que tienen que dar respuesta en el seno de una organización o comunidad y las estrategias o métodos que han seguido.

 

¿Cuál es la cuestión de fondo? La cuestión de fondo… son dos cuestiones: no tenemos que confundir liderazgo con líder; y tenemos que centrar el debate no tanto en el liderazgo como en el buen liderazgo. Por lo tanto, no deberíamos identificar el liderazgo con una posición, sino con una relación y, sobre todo, con un proceso. Por eso hablamos de liderazgo(s), y no de líderes. Porque apuntar únicamente a los rasgos y competencias del perfil personal de quien asume la función de líder es una condición necesaria, pero no suficiente, y nos puede llevar a reduccionismos empobrecedores. Resulta sintomático constatar como en muchas organizaciones el debate sobre el liderazgo se reduce a un debate sobre los líderes y se dejan en una zona de penumbra tanto el debate sobre el proyecto que se impulsa o ambiciona -y sus bienes y valores inherentes-, como el debate sobre el tipo de relación, compromisos y vinculaciones que supone por parte de los que se implican en el proyecto.

 

El liderazgo no es lo mismo que el líder. El líder es un componente esencial –por supuesto- del proceso de liderazgo, que incluye un conjunto de aspectos interrelacionados, distinguibles pero inseparables: líderes, seguidores, proyecto y maneras de proceder. Por lo tanto, para hablar de buen liderazgo tendremos que tener en cuenta la calidad humana y las competencias del líder, sin duda; pero también las características de la relación establecida con los seguidores o colaboradores; la bondad y el sentido del proyecto o de la causa a alcanzar; y, por último, la corrección del proceso de toma de decisiones, el acierto de la decisión escogida, el tipo de acciones realizadas, los medios utilizados y los resultados obtenidos para intentar realizar la misión o alcanzar el propósito. Hablar de liderazgos no es sólo hablar de quién va delante. Es hablar de personas, pero también de buenos proyectos, y de compromisos interpersonales generadores de excelencia y sentido en los diversos niveles de la relación y de la acción.

 

En caso contrario, Don Corleone podría ser un paradigma de buen líder. No en balde, en la tercera entrega de la saga, hace un excelente discurso sobre la necesidad y la conveniencia de la ética en los negocios.

 

www.josepmlozano.cat

 


Fuente:
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU

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¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?

¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?
14 de Noviembre de 2010 - 17:26:15 por antoniov
Antonio Vives debates diarioresponsable.com
Empiezo pidiendo al lector un poco de paciencia ya que este artículo es un poco más largo de lo común por ser un tema menos conocido.

Este artículo pretende contribuir a un mejor entendimiento de qué son y qué no son los índices de sostenibilidad, para qué sirven y para qué no sirven.  Esto es importante para entender las críticas que se les hacen, para que el lector sepa cómo usarlos y pueda sacar sus conclusiones de manera informada.  

Con motivo del caso BP y el menos nombrado de Shell, recientemente ha resurgido el tema de los índices de sostenibilidad.  El primer caso se refiere a las críticas a los índices por incluir empresas irresponsables como BP.  El segundo a que Shell decidió excluir al Dow Jones Sustainability Index de sus indicadores para determinar parte de la las bonificaciones de sus ejecutivos, al ser excluida del índice.  

Ello a dado lugar a grandes críticas a los índices sobre todo sobre la falta de transparencia sobre los criterios que usan para la inclusión y exclusión de las empresas (Jose Angel Moreno Izquierdo escribió un extenso artículo, ¿Calificadores descalificados? sobre estas críticas en Diario Responsable el 28 de octubre del 2010 (
www.diarioresponsable.com).

También han surgido críticas respecto a aparentes inconsistencias entre los índices a la hora de incluir y excluir empresas.

Para entender todas estas críticas necesitamos conocer un poco más sobre los diferentes índices.  ¿Por qué se crean los índices ¿Cuáles son los criterios de inclusión de empresas? ¿Cuáles son sus problemas? ?  ¿Para qué sirven y como se usan?  ¿Por qué quieren las empresas ser miembros?

A mediados de 2009 había más de 50 índices de sostenibilidad, con la mayoría de ellos creados en los últimos tres años, algunos de los nuevos son índices generales, multisectoriales y multinacionales, pero la mayoría son especializados en energía limpia y cambio climático y algunos son especializados en países.  En septiembre del 2010 las bolsas de México y de Estambul anunciaron la creación de sus índices.   En América Latina se creó en el 2005 el de la Bolsa de Sao Paulo (ISE BM&FBovespa).  En España se creó en el 2009 el FTSE4good IBEX, que pertenece a la familia de índices del FTSE4good, integrada además por los de muchas otras bolsas de valores en países desarrollados.  

El presente artículo pretende poner estas críticas en contexto y aclarar algunas confusiones que han ido surgiendo con respecto a los índices.  Obviamente no es un tratado sobre índices de sostenibilidad.  Lo haremos comentando el Dow Jones Sustainability Index (originado por la empresa entonces propietaria del Wall Street Journal, creado en 1999) y el FTSE4good (del Financial Times, creado en el 2001) que son los mas grandes y populares, y el de la Bolsa de Sao Paulo, por ser el primero en América Latina (y segundo en países en desarrollo).  El Dow Jones cubre 318 empresas, el FTSE4Good no lo revela y el de la Bolsa de Sao Paulo solo 34 empresas. Los dos primeros son familias de índices y tienen subíndices por países y regiones.

Empecemos por responder porqué se crean estos índices.  Se crean fundamentalmente para satisfacer las necesidades de la industria de inversión socialmente responsable, ISR, que busca invertir en valores de empresas que, de acuerdo a algún criterio, puedan calificarse como responsables.  Los inversionistas pueden comprar las acciones directamente (si saben cuáles son) o bien comprar participaciones en fondos de inversión creados reproduciendo parcial o totalmente el índice.

Una vez que los inversionistas crean carteras o fondos basados en criterios de sostenibilidad necesitan evaluar su rendimiento, y se usan estos índices como "benchmark", como referencia.  De la venta de estos servicios es de donde vienen los ingresos de los índices del Dow Jones y del FTSE4Good (este índice dona sus ingresos por las licencias a UNICEF).  También preparan índices a la medida del cliente.  Por ejemplo, el Dow Jones ha vendido mas de 70 licencias para su uso.  El de la Bolsa de Sao Paulo obtiene sus ingresos al cobrar por las aplicaciones, ya que no se usa todavía como "benchmark".  Estos índices también tienen costos que deben ser cubiertos y, en algunos casos, proporcionar beneficios.  Por ello la metodología en ambos casos es de propiedad intelectual reservada.   El producto de los índices es relativamente fácil de copiar, aunque costoso de reproducir, y de allí la confidencialidad con que se manejan.   

Es muy importante destacar lo de que la calificación se hace "de acuerdo a algún criterio" porque es aquí de donde salen gran cantidad de las confusiones.  Hemos mencionado en múltiples ocasiones que no existe la empresa totalmente responsable.  Las empresas tienen algunas o muchas prácticas responsables (ver mi reciente artículo "La punta del iceberg de la RSE"
www.cumpetere.blogspot.com).   Por esta razón los índices deben decidir qué criterios y metodología van a usar para determinar la inclusión de las empresas.

El Dow Jones es un índice del tipo "best in class", o sea que incluye las empresas que son consideradas las de mayor responsabilidad dentro de su "clase", vale decir, dentro de su industria o subsector. Hay empresas que podríamos considerar muy responsables pero no lo son tanto como la empresa líder y por ello pueden no estar, o salir en momento determinado si entra otra mejor.  El Dow Jones publica los componentes, las entradas y salidas del índice y la metodología general para el cálculo del índice.  El FTSE4Good es un índice general. Sólo publica las empresas que entran y que salen, y ni su composición ni su metodología son del dominio público.  

El de la Bolsa de Sao Paulo tiene metodología propia.  Su proceso de selección de empresas se basa en un cuestionario de casi 200 preguntas, invitando a empresas que superan un mínimo de liquidez bursátil.  Las respuestas de las empresas que aceptan participar son codificadas, eliminado las peores, y se hace un análisis estadístico para determinar las mejores que son presentadas para la decisión final la toma un Consejo Asesor.  

¿Pueden estos índices incluir empresas con prácticas irresponsables?  Claro que sí.  Y he aquí la primera confusión.  En primer lugar porque la fuente de información primaria son las empresas.  En algunos casos los analistas hacen preguntas a las empresas o se les pide información física de respaldo, pero en general la información está controlada por las empresas.  En segundo lugar por el proceso mismo de selección que no puede ser exhaustivo.

En el caso del Dow Jones Sustainability Index  hay empresas que producen productos que muchos calificarían de irresponsables, pero que dentro de su industria son las que más y mejores prácticas responsables tienen.  En el índice hay productores de tabaco  y de licores, que a lo mejor usan materia prima obtenida con agricultura sostenible, pagando precios justos, con excelente gestión de recursos humanos, etc.  Las empresas incluidas son las calificadas como las más responsables, en su subsector  (también preparan subíndices a la medida, sin tabaco, armamento o productos alcohólicos).  En el caso del FTSE4Good, también puede haber empresas con prácticas irresponsables ya que no mide la totalidad de sus prácticas.  ¿Deberían los índices incluir a empresas con productos irresponsables?  Creo que no. ¿Es el petróleo un producto responsable?

Los criterios de inclusión son diferentes para cada índice. Algunos índices son de actualización semestral, otros de actualización anual, de allí que no reaccionen de forma inmediata a la detección de alguna irresponsabilidad.  Esto también puede explicar porque una empresa puede entrar en un índice y salir de otro, aparte de que usan criterios diferentes de inclusión.

Buena parte de las críticas están basadas en un supuesto equivocado de que la membrecía en los índices, quiere decir que las empresas son TOTALMENTE responsables.  El usuario del índice, como el usuario de toda herramienta, debe saber utilizarlo.  Es posible que los productores de índices tengan buena parte de culpa al no dejar esto bien claro.
Además es importante comprender que el que una empresa esté en un índice solo quiere decir que la empresa mostró cumplir, al momento de su selección, con los criterios que usa el índice.

Otra parte del problema, que amplía el anterior, es la falta de transparencia del proceso.  Estos índices están pasando ahora por la misma etapa que pasaron las calificadoras de riesgo durante la crisis financiera.  La metodología no era de conocimiento público y los usuarios las usaron sin mirar que había detrás. El problema fue que los supuestos expertos no lo hicieron y los ignorantes nos confiamos.  Los índices de sostenibilidad también son productos para uso de expertos.

Hay que recordar que la información que entregan las empresas se entrega con carácter confidencial, de allí que se pueda explicar, aunque no justificar, la falta de transparencia sobre esta información. ¿Podemos calificar de responsable a una empresa que considera que su información sobre sostenibilidad es confidencial?  Muchos lectores dirán que ello es una contradicción, que es signo de irresponsabilidad.  Pero aquí también es conveniente recordar que puede haber información que permitiría a la competencia descifrar algunos secretos industriales.  Si la información tuviera que ser de dominio público, las empresas empezarían a entregar menos información y por ello podría quedar en desventaja o hasta dejar de participar.  No estamos defendiendo la confidencialidad, la estamos explicando.  Sería deseable que la empresa divulgara toda la información que les entregó a los índices, que la publicara en sus informes de sostenibilidad. Pero es que la confidencialidad no es tan trivial como parece.

También se alega falta de transparencia por parte de los índices sobre las razones para excluir o incluir las empresas.  Durante 2010 se dio el caso de que uno de los índices excluyó a algunas empresas que fueron incluidas en otro índice.  Aun cuando puede parecer absurdo, hay que recordar que lo que se considera como empresa sostenible en un índice es diferente a lo que considera otro.  

Por otra parte, divulgar las razones por las que se excluya a una empresa le puede causar daños importantes, que van muchísimo mas allá de la "irresponsabilidad" por la que se le excluye.  Algunas se excluyen por el hecho de que entró otra mejor (Dow Jones). De nuevo, algunos dirán que la divulgación es precisamente lo que hay que hacer.  Pero también hay que recordar que los índices no son instituciones cuyo objetivo es premiar y castigar la irresponsabilidad.  No les compete.  Si así fuera, serían muy pocas las empresas que quisieran participar en el proceso, y perderíamos la oportunidad de mejoras continuas en la sostenibilidad.  Es de suponer que las empresas excluidas sí saben porque se les excluyó y harán algo para mejorar y volver a entrar en el índice.  Siempre y cuando el costo-beneficio de hacerlo lo justifique.

Hay un balance delicado entre transparencia  y efectividad, entre rigor y entre utilidad de los índices. No es trivial.

También es importante entender por qué quieren las empresas ser miembros.  Presumiblemente, la inclusión en el índice debería mejorar las prácticas responsables de las empresas, mejorar su liquidez bursátil, mejorar el acceso a los mercados financieros y, a lo mejor, hasta su rentabilidad en bolsa.  En un estudio detallado del índice de sostenibilidad de una bolsa que acabo de completar pude constatar que en efecto, las prácticas responsables de las empresas tienden a mejorar al ser incluidas en el índice y a deteriorarse al salir, pero que su inclusión no tiene afecto alguno sobre su liquidez bursátil, su acceso a los mercados financieros.  En muchos estudios no se ha llegado a una confirmación sobre si la inclusión hace que su rentabilidad en bolsa sea superior a la de las empresas no incluidas.  En algunos estudios parece que sí, en otros que no.  Puede ser que sean las más rentables las que hacen los esfuerzos por estar  en los índices.  En cualquier caso, el estar en los índices, no perjudica.

Buena parte de las críticas se derivan de que hay quienes esperan que los índices sean algo que no son. No tienen el objeto de ser fuente de información para el público, no son intermediarios de información entre las empresas y el público.  Son productos especiales para quienes los quieren comprar, son productos para guiar las inversiones de un grupo de inversionistas.  Muchos de los que los critican lo hacen porque los índices no cumplen la función que ellos quisieran que cumplan.  Debemos recordar que no son un bien público, son  un bien privado.  Ello no obsta para que así como exigimos a las empresas ser responsables, también se lo debamos exigir a los índices.  Pero también hay que preguntarse:  ¿Publican las empresas detalles de sus procesos y componentes de sus productos y servicios?  

Pero llegará el día en que hablaremos de la RSE de los índices de sostenibilidad.

Pero como en el caso de las empresas, no se puede lograr todo de la noche a la mañana.  Podríamos ser puristas y pretender crear índices totalmente transparentes.  ¿Participarían las empresas?   Podríamos pretender que sólo contengan empresas totalmente responsables. ¿Dónde están?  Perderíamos una buena oportunidad de contribuir a la sostenibilidad.


Con todo y estos problemas, los índices pueden contribuir a mejorar la sostenibilidad de las empresas, tanto por el proceso de introspección interna que estas deben llevar a cabo para preparar la información, como por la retroalimentación que reciben.  Por otra parte, la inclusión en estos índices puede contribuir a mejorar la liquidez bursátil y el acceso al financiamiento, que puede iniciar un círculo virtuoso de sostenibilidad.  

No tiremos el bebe con el agua sucia del baño.


Antonio Vives
www.cumpetere.com



¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?
14 de Noviembre de 2010 - 17:26:15 por antoniov
Antonio Vives debates diarioresponsable.com
Empiezo pidiendo al lector un poco de paciencia ya que este artículo es un poco más largo de lo común por ser un tema menos conocido.

Este artículo pretende contribuir a un mejor entendimiento de qué son y qué no son los índices de sostenibilidad, para qué sirven y para qué no sirven.  Esto es importante para entender las críticas que se les hacen, para que el lector sepa cómo usarlos y pueda sacar sus conclusiones de manera informada.  

Con motivo del caso BP y el menos nombrado de Shell, recientemente ha resurgido el tema de los índices de sostenibilidad.  El primer caso se refiere a las críticas a los índices por incluir empresas irresponsables como BP.  El segundo a que Shell decidió excluir al Dow Jones Sustainability Index de sus indicadores para determinar parte de la las bonificaciones de sus ejecutivos, al ser excluida del índice.  

Ello a dado lugar a grandes críticas a los índices sobre todo sobre la falta de transparencia sobre los criterios que usan para la inclusión y exclusión de las empresas (Jose Angel Moreno Izquierdo escribió un extenso artículo, ¿Calificadores descalificados? sobre estas críticas en Diario Responsable el 28 de octubre del 2010 (
www.diarioresponsable.com).

También han surgido críticas respecto a aparentes inconsistencias entre los índices a la hora de incluir y excluir empresas.

Para entender todas estas críticas necesitamos conocer un poco más sobre los diferentes índices.  ¿Por qué se crean los índices ¿Cuáles son los criterios de inclusión de empresas? ¿Cuáles son sus problemas? ?  ¿Para qué sirven y como se usan?  ¿Por qué quieren las empresas ser miembros?

A mediados de 2009 había más de 50 índices de sostenibilidad, con la mayoría de ellos creados en los últimos tres años, algunos de los nuevos son índices generales, multisectoriales y multinacionales, pero la mayoría son especializados en energía limpia y cambio climático y algunos son especializados en países.  En septiembre del 2010 las bolsas de México y de Estambul anunciaron la creación de sus índices.   En América Latina se creó en el 2005 el de la Bolsa de Sao Paulo (ISE BM&FBovespa).  En España se creó en el 2009 el FTSE4good IBEX, que pertenece a la familia de índices del FTSE4good, integrada además por los de muchas otras bolsas de valores en países desarrollados.  

El presente artículo pretende poner estas críticas en contexto y aclarar algunas confusiones que han ido surgiendo con respecto a los índices.  Obviamente no es un tratado sobre índices de sostenibilidad.  Lo haremos comentando el Dow Jones Sustainability Index (originado por la empresa entonces propietaria del Wall Street Journal, creado en 1999) y el FTSE4good (del Financial Times, creado en el 2001) que son los mas grandes y populares, y el de la Bolsa de Sao Paulo, por ser el primero en América Latina (y segundo en países en desarrollo).  El Dow Jones cubre 318 empresas, el FTSE4Good no lo revela y el de la Bolsa de Sao Paulo solo 34 empresas. Los dos primeros son familias de índices y tienen subíndices por países y regiones.

Empecemos por responder porqué se crean estos índices.  Se crean fundamentalmente para satisfacer las necesidades de la industria de inversión socialmente responsable, ISR, que busca invertir en valores de empresas que, de acuerdo a algún criterio, puedan calificarse como responsables.  Los inversionistas pueden comprar las acciones directamente (si saben cuáles son) o bien comprar participaciones en fondos de inversión creados reproduciendo parcial o totalmente el índice.

Una vez que los inversionistas crean carteras o fondos basados en criterios de sostenibilidad necesitan evaluar su rendimiento, y se usan estos índices como "benchmark", como referencia.  De la venta de estos servicios es de donde vienen los ingresos de los índices del Dow Jones y del FTSE4Good (este índice dona sus ingresos por las licencias a UNICEF).  También preparan índices a la medida del cliente.  Por ejemplo, el Dow Jones ha vendido mas de 70 licencias para su uso.  El de la Bolsa de Sao Paulo obtiene sus ingresos al cobrar por las aplicaciones, ya que no se usa todavía como "benchmark".  Estos índices también tienen costos que deben ser cubiertos y, en algunos casos, proporcionar beneficios.  Por ello la metodología en ambos casos es de propiedad intelectual reservada.   El producto de los índices es relativamente fácil de copiar, aunque costoso de reproducir, y de allí la confidencialidad con que se manejan.   

Es muy importante destacar lo de que la calificación se hace "de acuerdo a algún criterio" porque es aquí de donde salen gran cantidad de las confusiones.  Hemos mencionado en múltiples ocasiones que no existe la empresa totalmente responsable.  Las empresas tienen algunas o muchas prácticas responsables (ver mi reciente artículo "La punta del iceberg de la RSE"
www.cumpetere.blogspot.com).   Por esta razón los índices deben decidir qué criterios y metodología van a usar para determinar la inclusión de las empresas.

El Dow Jones es un índice del tipo "best in class", o sea que incluye las empresas que son consideradas las de mayor responsabilidad dentro de su "clase", vale decir, dentro de su industria o subsector. Hay empresas que podríamos considerar muy responsables pero no lo son tanto como la empresa líder y por ello pueden no estar, o salir en momento determinado si entra otra mejor.  El Dow Jones publica los componentes, las entradas y salidas del índice y la metodología general para el cálculo del índice.  El FTSE4Good es un índice general. Sólo publica las empresas que entran y que salen, y ni su composición ni su metodología son del dominio público.  

El de la Bolsa de Sao Paulo tiene metodología propia.  Su proceso de selección de empresas se basa en un cuestionario de casi 200 preguntas, invitando a empresas que superan un mínimo de liquidez bursátil.  Las respuestas de las empresas que aceptan participar son codificadas, eliminado las peores, y se hace un análisis estadístico para determinar las mejores que son presentadas para la decisión final la toma un Consejo Asesor.  

¿Pueden estos índices incluir empresas con prácticas irresponsables?  Claro que sí.  Y he aquí la primera confusión.  En primer lugar porque la fuente de información primaria son las empresas.  En algunos casos los analistas hacen preguntas a las empresas o se les pide información física de respaldo, pero en general la información está controlada por las empresas.  En segundo lugar por el proceso mismo de selección que no puede ser exhaustivo.

En el caso del Dow Jones Sustainability Index  hay empresas que producen productos que muchos calificarían de irresponsables, pero que dentro de su industria son las que más y mejores prácticas responsables tienen.  En el índice hay productores de tabaco  y de licores, que a lo mejor usan materia prima obtenida con agricultura sostenible, pagando precios justos, con excelente gestión de recursos humanos, etc.  Las empresas incluidas son las calificadas como las más responsables, en su subsector  (también preparan subíndices a la medida, sin tabaco, armamento o productos alcohólicos).  En el caso del FTSE4Good, también puede haber empresas con prácticas irresponsables ya que no mide la totalidad de sus prácticas.  ¿Deberían los índices incluir a empresas con productos irresponsables?  Creo que no. ¿Es el petróleo un producto responsable?

Los criterios de inclusión son diferentes para cada índice. Algunos índices son de actualización semestral, otros de actualización anual, de allí que no reaccionen de forma inmediata a la detección de alguna irresponsabilidad.  Esto también puede explicar porque una empresa puede entrar en un índice y salir de otro, aparte de que usan criterios diferentes de inclusión.

Buena parte de las críticas están basadas en un supuesto equivocado de que la membrecía en los índices, quiere decir que las empresas son TOTALMENTE responsables.  El usuario del índice, como el usuario de toda herramienta, debe saber utilizarlo.  Es posible que los productores de índices tengan buena parte de culpa al no dejar esto bien claro.
Además es importante comprender que el que una empresa esté en un índice solo quiere decir que la empresa mostró cumplir, al momento de su selección, con los criterios que usa el índice.

Otra parte del problema, que amplía el anterior, es la falta de transparencia del proceso.  Estos índices están pasando ahora por la misma etapa que pasaron las calificadoras de riesgo durante la crisis financiera.  La metodología no era de conocimiento público y los usuarios las usaron sin mirar que había detrás. El problema fue que los supuestos expertos no lo hicieron y los ignorantes nos confiamos.  Los índices de sostenibilidad también son productos para uso de expertos.

Hay que recordar que la información que entregan las empresas se entrega con carácter confidencial, de allí que se pueda explicar, aunque no justificar, la falta de transparencia sobre esta información. ¿Podemos calificar de responsable a una empresa que considera que su información sobre sostenibilidad es confidencial?  Muchos lectores dirán que ello es una contradicción, que es signo de irresponsabilidad.  Pero aquí también es conveniente recordar que puede haber información que permitiría a la competencia descifrar algunos secretos industriales.  Si la información tuviera que ser de dominio público, las empresas empezarían a entregar menos información y por ello podría quedar en desventaja o hasta dejar de participar.  No estamos defendiendo la confidencialidad, la estamos explicando.  Sería deseable que la empresa divulgara toda la información que les entregó a los índices, que la publicara en sus informes de sostenibilidad. Pero es que la confidencialidad no es tan trivial como parece.

También se alega falta de transparencia por parte de los índices sobre las razones para excluir o incluir las empresas.  Durante 2010 se dio el caso de que uno de los índices excluyó a algunas empresas que fueron incluidas en otro índice.  Aun cuando puede parecer absurdo, hay que recordar que lo que se considera como empresa sostenible en un índice es diferente a lo que considera otro.  

Por otra parte, divulgar las razones por las que se excluya a una empresa le puede causar daños importantes, que van muchísimo mas allá de la "irresponsabilidad" por la que se le excluye.  Algunas se excluyen por el hecho de que entró otra mejor (Dow Jones). De nuevo, algunos dirán que la divulgación es precisamente lo que hay que hacer.  Pero también hay que recordar que los índices no son instituciones cuyo objetivo es premiar y castigar la irresponsabilidad.  No les compete.  Si así fuera, serían muy pocas las empresas que quisieran participar en el proceso, y perderíamos la oportunidad de mejoras continuas en la sostenibilidad.  Es de suponer que las empresas excluidas sí saben porque se les excluyó y harán algo para mejorar y volver a entrar en el índice.  Siempre y cuando el costo-beneficio de hacerlo lo justifique.

Hay un balance delicado entre transparencia  y efectividad, entre rigor y entre utilidad de los índices. No es trivial.

También es importante entender por qué quieren las empresas ser miembros.  Presumiblemente, la inclusión en el índice debería mejorar las prácticas responsables de las empresas, mejorar su liquidez bursátil, mejorar el acceso a los mercados financieros y, a lo mejor, hasta su rentabilidad en bolsa.  En un estudio detallado del índice de sostenibilidad de una bolsa que acabo de completar pude constatar que en efecto, las prácticas responsables de las empresas tienden a mejorar al ser incluidas en el índice y a deteriorarse al salir, pero que su inclusión no tiene afecto alguno sobre su liquidez bursátil, su acceso a los mercados financieros.  En muchos estudios no se ha llegado a una confirmación sobre si la inclusión hace que su rentabilidad en bolsa sea superior a la de las empresas no incluidas.  En algunos estudios parece que sí, en otros que no.  Puede ser que sean las más rentables las que hacen los esfuerzos por estar  en los índices.  En cualquier caso, el estar en los índices, no perjudica.

Buena parte de las críticas se derivan de que hay quienes esperan que los índices sean algo que no son. No tienen el objeto de ser fuente de información para el público, no son intermediarios de información entre las empresas y el público.  Son productos especiales para quienes los quieren comprar, son productos para guiar las inversiones de un grupo de inversionistas.  Muchos de los que los critican lo hacen porque los índices no cumplen la función que ellos quisieran que cumplan.  Debemos recordar que no son un bien público, son  un bien privado.  Ello no obsta para que así como exigimos a las empresas ser responsables, también se lo debamos exigir a los índices.  Pero también hay que preguntarse:  ¿Publican las empresas detalles de sus procesos y componentes de sus productos y servicios?  

Pero llegará el día en que hablaremos de la RSE de los índices de sostenibilidad.

Pero como en el caso de las empresas, no se puede lograr todo de la noche a la mañana.  Podríamos ser puristas y pretender crear índices totalmente transparentes.  ¿Participarían las empresas?   Podríamos pretender que sólo contengan empresas totalmente responsables. ¿Dónde están?  Perderíamos una buena oportunidad de contribuir a la sostenibilidad.


Con todo y estos problemas, los índices pueden contribuir a mejorar la sostenibilidad de las empresas, tanto por el proceso de introspección interna que estas deben llevar a cabo para preparar la información, como por la retroalimentación que reciben.  Por otra parte, la inclusión en estos índices puede contribuir a mejorar la liquidez bursátil y el acceso al financiamiento, que puede iniciar un círculo virtuoso de sostenibilidad.  

No tiremos el bebe con el agua sucia del baño.


Antonio Vives
www.cumpetere.com



RESPONSABILIDAD SOCIAL

 

¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?

14 de Noviembre de 2010 - 17:26:15 por antoniov

Empiezo pidiendo al lector un poco de paciencia ya que este artículo es un poco más largo de lo común por ser un tema menos conocido.

Este artículo pretende contribuir a un mejor entendimiento de qué son y qué no son los índices de sostenibilidad, para qué sirven y para qué no sirven.  Esto es importante para entender las críticas que se les hacen, para que el lector sepa cómo usarlos y pueda sacar sus conclusiones de manera informada.  

Con motivo del caso BP y el menos nombrado de Shell, recientemente ha resurgido el tema de los índices de sostenibilidad.  El primer caso se refiere a las críticas a los índices por incluir empresas irresponsables como BP.  El segundo a que Shell decidió excluir al Dow Jones Sustainability Index de sus indicadores para determinar parte de la las bonificaciones de sus ejecutivos, al ser excluida del índice.  

Ello a dado lugar a grandes críticas a los índices sobre todo sobre la falta de transparencia sobre los criterios que usan para la inclusión y exclusión de las empresas (Jose Angel Moreno Izquierdo escribió un extenso artículo, ¿Calificadores descalificados? sobre estas críticas en Diario Responsable el 28 de octubre del 2010 ( www.diarioresponsable.com).

También han surgido críticas respecto a aparentes inconsistencias entre los índices a la hora de incluir y excluir empresas.

Para entender todas estas críticas necesitamos conocer un poco más sobre los diferentes índices.  ¿Por qué se crean los índices ¿Cuáles son los criterios de inclusión de empresas? ¿Cuáles son sus problemas? ?  ¿Para qué sirven y como se usan?  ¿Por qué quieren las empresas ser miembros?

A mediados de 2009 había más de 50 índices de sostenibilidad, con la mayoría de ellos creados en los últimos tres años, algunos de los nuevos son índices generales, multisectoriales y multinacionales, pero la mayoría son especializados en energía limpia y cambio climático y algunos son especializados en países.  En septiembre del 2010 las bolsas de México y de Estambul anunciaron la creación de sus índices.   En América Latina se creó en el 2005 el de la Bolsa de Sao Paulo (ISE BM&FBovespa).  En España se creó en el 2009 el FTSE4good IBEX, que pertenece a la familia de índices del FTSE4good, integrada además por los de muchas otras bolsas de valores en países desarrollados.  

El presente artículo pretende poner estas críticas en contexto y aclarar algunas confusiones que han ido surgiendo con respecto a los índices.  Obviamente no es un tratado sobre índices de sostenibilidad.  Lo haremos comentando el Dow Jones Sustainability Index (originado por la empresa entonces propietaria del Wall Street Journal, creado en 1999) y el FTSE4good (del Financial Times, creado en el 2001) que son los mas grandes y populares, y el de la Bolsa de Sao Paulo, por ser el primero en América Latina (y segundo en países en desarrollo).  El Dow Jones cubre 318 empresas, el FTSE4Good no lo revela y el de la Bolsa de Sao Paulo solo 34 empresas. Los dos primeros son familias de índices y tienen subíndices por países y regiones.

Empecemos por responder porqué se crean estos índices.  Se crean fundamentalmente para satisfacer las necesidades de la industria de inversión socialmente responsable, ISR, que busca invertir en valores de empresas que, de acuerdo a algún criterio, puedan calificarse como responsables.  Los inversionistas pueden comprar las acciones directamente (si saben cuáles son) o bien comprar participaciones en fondos de inversión creados reproduciendo parcial o totalmente el índice.

Una vez que los inversionistas crean carteras o fondos basados en criterios de sostenibilidad necesitan evaluar su rendimiento, y se usan estos índices como "benchmark", como referencia.  De la venta de estos servicios es de donde vienen los ingresos de los índices del Dow Jones y del FTSE4Good (este índice dona sus ingresos por las licencias a UNICEF).  También preparan índices a la medida del cliente.  Por ejemplo, el Dow Jones ha vendido mas de 70 licencias para su uso.  El de la Bolsa de Sao Paulo obtiene sus ingresos al cobrar por las aplicaciones, ya que no se usa todavía como "benchmark".  Estos índices también tienen costos que deben ser cubiertos y, en algunos casos, proporcionar beneficios.  Por ello la metodología en ambos casos es de propiedad intelectual reservada.   El producto de los índices es relativamente fácil de copiar, aunque costoso de reproducir, y de allí la confidencialidad con que se manejan.   

Es muy importante destacar lo de que la calificación se hace "de acuerdo a algún criterio" porque es aquí de donde salen gran cantidad de las confusiones.  Hemos mencionado en múltiples ocasiones que no existe la empresa totalmente responsable.  Las empresas tienen algunas o muchas prácticas responsables (ver mi reciente artículo "La punta del iceberg de la RSE" www.cumpetere.blogspot.com).   Por esta razón los índices deben decidir qué criterios y metodología van a usar para determinar la inclusión de las empresas.

El Dow Jones es un índice del tipo "best in class", o sea que incluye las empresas que son consideradas las de mayor responsabilidad dentro de su "clase", vale decir, dentro de su industria o subsector. Hay empresas que podríamos considerar muy responsables pero no lo son tanto como la empresa líder y por ello pueden no estar, o salir en momento determinado si entra otra mejor.  El Dow Jones publica los componentes, las entradas y salidas del índice y la metodología general para el cálculo del índice.  El FTSE4Good es un índice general. Sólo publica las empresas que entran y que salen, y ni su composición ni su metodología son del dominio público.  

El de la Bolsa de Sao Paulo tiene metodología propia.  Su proceso de selección de empresas se basa en un cuestionario de casi 200 preguntas, invitando a empresas que superan un mínimo de liquidez bursátil.  Las respuestas de las empresas que aceptan participar son codificadas, eliminado las peores, y se hace un análisis estadístico para determinar las mejores que son presentadas para la decisión final la toma un Consejo Asesor.  

¿Pueden estos índices incluir empresas con prácticas irresponsables?  Claro que sí.  Y he aquí la primera confusión.  En primer lugar porque la fuente de información primaria son las empresas.  En algunos casos los analistas hacen preguntas a las empresas o se les pide información física de respaldo, pero en general la información está controlada por las empresas.  En segundo lugar por el proceso mismo de selección que no puede ser exhaustivo.

En el caso del Dow Jones Sustainability Index  hay empresas que producen productos que muchos calificarían de irresponsables, pero que dentro de su industria son las que más y mejores prácticas responsables tienen.  En el índice hay productores de tabaco  y de licores, que a lo mejor usan materia prima obtenida con agricultura sostenible, pagando precios justos, con excelente gestión de recursos humanos, etc.  Las empresas incluidas son las calificadas como las más responsables, en su subsector  (también preparan subíndices a la medida, sin tabaco, armamento o productos alcohólicos).  En el caso del FTSE4Good, también puede haber empresas con prácticas irresponsables ya que no mide la totalidad de sus prácticas.  ¿Deberían los índices incluir a empresas con productos irresponsables?  Creo que no. ¿Es el petróleo un producto responsable?

Los criterios de inclusión son diferentes para cada índice. Algunos índices son de actualización semestral, otros de actualización anual, de allí que no reaccionen de forma inmediata a la detección de alguna irresponsabilidad.  Esto también puede explicar porque una empresa puede entrar en un índice y salir de otro, aparte de que usan criterios diferentes de inclusión.

Buena parte de las críticas están basadas en un supuesto equivocado de que la membrecía en los índices, quiere decir que las empresas son TOTALMENTE responsables.  El usuario del índice, como el usuario de toda herramienta, debe saber utilizarlo.  Es posible que los productores de índices tengan buena parte de culpa al no dejar esto bien claro.
Además es importante comprender que el que una empresa esté en un índice solo quiere decir que la empresa mostró cumplir, al momento de su selección, con los criterios que usa el índice.

Otra parte del problema, que amplía el anterior, es la falta de transparencia del proceso.  Estos índices están pasando ahora por la misma etapa que pasaron las calificadoras de riesgo durante la crisis financiera.  La metodología no era de conocimiento público y los usuarios las usaron sin mirar que había detrás. El problema fue que los supuestos expertos no lo hicieron y los ignorantes nos confiamos.  Los índices de sostenibilidad también son productos para uso de expertos.

Hay que recordar que la información que entregan las empresas se entrega con carácter confidencial, de allí que se pueda explicar, aunque no justificar, la falta de transparencia sobre esta información. ¿Podemos calificar de responsable a una empresa que considera que su información sobre sostenibilidad es confidencial?  Muchos lectores dirán que ello es una contradicción, que es signo de irresponsabilidad.  Pero aquí también es conveniente recordar que puede haber información que permitiría a la competencia descifrar algunos secretos industriales.  Si la información tuviera que ser de dominio público, las empresas empezarían a entregar menos información y por ello podría quedar en desventaja o hasta dejar de participar.  No estamos defendiendo la confidencialidad, la estamos explicando.  Sería deseable que la empresa divulgara toda la información que les entregó a los índices, que la publicara en sus informes de sostenibilidad. Pero es que la confidencialidad no es tan trivial como parece.

También se alega falta de transparencia por parte de los índices sobre las razones para excluir o incluir las empresas.  Durante 2010 se dio el caso de que uno de los índices excluyó a algunas empresas que fueron incluidas en otro índice.  Aun cuando puede parecer absurdo, hay que recordar que lo que se considera como empresa sostenible en un índice es diferente a lo que considera otro.  

Por otra parte, divulgar las razones por las que se excluya a una empresa le puede causar daños importantes, que van muchísimo mas allá de la "irresponsabilidad" por la que se le excluye.  Algunas se excluyen por el hecho de que entró otra mejor (Dow Jones). De nuevo, algunos dirán que la divulgación es precisamente lo que hay que hacer.  Pero también hay que recordar que los índices no son instituciones cuyo objetivo es premiar y castigar la irresponsabilidad.  No les compete.  Si así fuera, serían muy pocas las empresas que quisieran participar en el proceso, y perderíamos la oportunidad de mejoras continuas en la sostenibilidad.  Es de suponer que las empresas excluidas sí saben porque se les excluyó y harán algo para mejorar y volver a entrar en el índice.  Siempre y cuando el costo-beneficio de hacerlo lo justifique.

Hay un balance delicado entre transparencia  y efectividad, entre rigor y entre utilidad de los índices. No es trivial.

También es importante entender por qué quieren las empresas ser miembros.  Presumiblemente, la inclusión en el índice debería mejorar las prácticas responsables de las empresas, mejorar su liquidez bursátil, mejorar el acceso a los mercados financieros y, a lo mejor, hasta su rentabilidad en bolsa.  En un estudio detallado del índice de sostenibilidad de una bolsa que acabo de completar pude constatar que en efecto, las prácticas responsables de las empresas tienden a mejorar al ser incluidas en el índice y a deteriorarse al salir, pero que su inclusión no tiene afecto alguno sobre su liquidez bursátil, su acceso a los mercados financieros.  En muchos estudios no se ha llegado a una confirmación sobre si la inclusión hace que su rentabilidad en bolsa sea superior a la de las empresas no incluidas.  En algunos estudios parece que sí, en otros que no.  Puede ser que sean las más rentables las que hacen los esfuerzos por estar  en los índices.  En cualquier caso, el estar en los índices, no perjudica.

Buena parte de las críticas se derivan de que hay quienes esperan que los índices sean algo que no son. No tienen el objeto de ser fuente de información para el público, no son intermediarios de información entre las empresas y el público.  Son productos especiales para quienes los quieren comprar, son productos para guiar las inversiones de un grupo de inversionistas.  Muchos de los que los critican lo hacen porque los índices no cumplen la función que ellos quisieran que cumplan.  Debemos recordar que no son un bien público, son  un bien privado.  Ello no obsta para que así como exigimos a las empresas ser responsables, también se lo debamos exigir a los índices.  Pero también hay que preguntarse:  ¿Publican las empresas detalles de sus procesos y componentes de sus productos y servicios?  

Pero llegará el día en que hablaremos de la RSE de los índices de sostenibilidad.

Pero como en el caso de las empresas, no se puede lograr todo de la noche a la mañana.  Podríamos ser puristas y pretender crear índices totalmente transparentes.  ¿Participarían las empresas?   Podríamos pretender que sólo contengan empresas totalmente responsables. ¿Dónde están?  Perderíamos una buena oportunidad de contribuir a la sostenibilidad.


Con todo y estos problemas, los índices pueden contribuir a mejorar la sostenibilidad de las empresas, tanto por el proceso de introspección interna que estas deben llevar a cabo para preparar la información, como por la retroalimentación que reciben.  Por otra parte, la inclusión en estos índices puede contribuir a mejorar la liquidez bursátil y el acceso al financiamiento, que puede iniciar un círculo virtuoso de sostenibilidad.  

No tiremos el bebe con el agua sucia del baño.


Antonio Vives
www.cumpetere.com



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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU

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¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?

¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?
14 de Noviembre de 2010 - 17:26:15 por antoniov
Antonio Vives debates diarioresponsable.com
Empiezo pidiendo al lector un poco de paciencia ya que este artículo es un poco más largo de lo común por ser un tema menos conocido.

Este artículo pretende contribuir a un mejor entendimiento de qué son y qué no son los índices de sostenibilidad, para qué sirven y para qué no sirven.  Esto es importante para entender las críticas que se les hacen, para que el lector sepa cómo usarlos y pueda sacar sus conclusiones de manera informada.  

Con motivo del caso BP y el menos nombrado de Shell, recientemente ha resurgido el tema de los índices de sostenibilidad.  El primer caso se refiere a las críticas a los índices por incluir empresas irresponsables como BP.  El segundo a que Shell decidió excluir al Dow Jones Sustainability Index de sus indicadores para determinar parte de la las bonificaciones de sus ejecutivos, al ser excluida del índice.  

Ello a dado lugar a grandes críticas a los índices sobre todo sobre la falta de transparencia sobre los criterios que usan para la inclusión y exclusión de las empresas (Jose Angel Moreno Izquierdo escribió un extenso artículo, ¿Calificadores descalificados? sobre estas críticas en Diario Responsable el 28 de octubre del 2010 (
www.diarioresponsable.com).

También han surgido críticas respecto a aparentes inconsistencias entre los índices a la hora de incluir y excluir empresas.

Para entender todas estas críticas necesitamos conocer un poco más sobre los diferentes índices.  ¿Por qué se crean los índices ¿Cuáles son los criterios de inclusión de empresas? ¿Cuáles son sus problemas? ?  ¿Para qué sirven y como se usan?  ¿Por qué quieren las empresas ser miembros?

A mediados de 2009 había más de 50 índices de sostenibilidad, con la mayoría de ellos creados en los últimos tres años, algunos de los nuevos son índices generales, multisectoriales y multinacionales, pero la mayoría son especializados en energía limpia y cambio climático y algunos son especializados en países.  En septiembre del 2010 las bolsas de México y de Estambul anunciaron la creación de sus índices.   En América Latina se creó en el 2005 el de la Bolsa de Sao Paulo (ISE BM&FBovespa).  En España se creó en el 2009 el FTSE4good IBEX, que pertenece a la familia de índices del FTSE4good, integrada además por los de muchas otras bolsas de valores en países desarrollados.  

El presente artículo pretende poner estas críticas en contexto y aclarar algunas confusiones que han ido surgiendo con respecto a los índices.  Obviamente no es un tratado sobre índices de sostenibilidad.  Lo haremos comentando el Dow Jones Sustainability Index (originado por la empresa entonces propietaria del Wall Street Journal, creado en 1999) y el FTSE4good (del Financial Times, creado en el 2001) que son los mas grandes y populares, y el de la Bolsa de Sao Paulo, por ser el primero en América Latina (y segundo en países en desarrollo).  El Dow Jones cubre 318 empresas, el FTSE4Good no lo revela y el de la Bolsa de Sao Paulo solo 34 empresas. Los dos primeros son familias de índices y tienen subíndices por países y regiones.

Empecemos por responder porqué se crean estos índices.  Se crean fundamentalmente para satisfacer las necesidades de la industria de inversión socialmente responsable, ISR, que busca invertir en valores de empresas que, de acuerdo a algún criterio, puedan calificarse como responsables.  Los inversionistas pueden comprar las acciones directamente (si saben cuáles son) o bien comprar participaciones en fondos de inversión creados reproduciendo parcial o totalmente el índice.

Una vez que los inversionistas crean carteras o fondos basados en criterios de sostenibilidad necesitan evaluar su rendimiento, y se usan estos índices como "benchmark", como referencia.  De la venta de estos servicios es de donde vienen los ingresos de los índices del Dow Jones y del FTSE4Good (este índice dona sus ingresos por las licencias a UNICEF).  También preparan índices a la medida del cliente.  Por ejemplo, el Dow Jones ha vendido mas de 70 licencias para su uso.  El de la Bolsa de Sao Paulo obtiene sus ingresos al cobrar por las aplicaciones, ya que no se usa todavía como "benchmark".  Estos índices también tienen costos que deben ser cubiertos y, en algunos casos, proporcionar beneficios.  Por ello la metodología en ambos casos es de propiedad intelectual reservada.   El producto de los índices es relativamente fácil de copiar, aunque costoso de reproducir, y de allí la confidencialidad con que se manejan.   

Es muy importante destacar lo de que la calificación se hace "de acuerdo a algún criterio" porque es aquí de donde salen gran cantidad de las confusiones.  Hemos mencionado en múltiples ocasiones que no existe la empresa totalmente responsable.  Las empresas tienen algunas o muchas prácticas responsables (ver mi reciente artículo "La punta del iceberg de la RSE"
www.cumpetere.blogspot.com).   Por esta razón los índices deben decidir qué criterios y metodología van a usar para determinar la inclusión de las empresas.

El Dow Jones es un índice del tipo "best in class", o sea que incluye las empresas que son consideradas las de mayor responsabilidad dentro de su "clase", vale decir, dentro de su industria o subsector. Hay empresas que podríamos considerar muy responsables pero no lo son tanto como la empresa líder y por ello pueden no estar, o salir en momento determinado si entra otra mejor.  El Dow Jones publica los componentes, las entradas y salidas del índice y la metodología general para el cálculo del índice.  El FTSE4Good es un índice general. Sólo publica las empresas que entran y que salen, y ni su composición ni su metodología son del dominio público.  

El de la Bolsa de Sao Paulo tiene metodología propia.  Su proceso de selección de empresas se basa en un cuestionario de casi 200 preguntas, invitando a empresas que superan un mínimo de liquidez bursátil.  Las respuestas de las empresas que aceptan participar son codificadas, eliminado las peores, y se hace un análisis estadístico para determinar las mejores que son presentadas para la decisión final la toma un Consejo Asesor.  

¿Pueden estos índices incluir empresas con prácticas irresponsables?  Claro que sí.  Y he aquí la primera confusión.  En primer lugar porque la fuente de información primaria son las empresas.  En algunos casos los analistas hacen preguntas a las empresas o se les pide información física de respaldo, pero en general la información está controlada por las empresas.  En segundo lugar por el proceso mismo de selección que no puede ser exhaustivo.

En el caso del Dow Jones Sustainability Index  hay empresas que producen productos que muchos calificarían de irresponsables, pero que dentro de su industria son las que más y mejores prácticas responsables tienen.  En el índice hay productores de tabaco  y de licores, que a lo mejor usan materia prima obtenida con agricultura sostenible, pagando precios justos, con excelente gestión de recursos humanos, etc.  Las empresas incluidas son las calificadas como las más responsables, en su subsector  (también preparan subíndices a la medida, sin tabaco, armamento o productos alcohólicos).  En el caso del FTSE4Good, también puede haber empresas con prácticas irresponsables ya que no mide la totalidad de sus prácticas.  ¿Deberían los índices incluir a empresas con productos irresponsables?  Creo que no. ¿Es el petróleo un producto responsable?

Los criterios de inclusión son diferentes para cada índice. Algunos índices son de actualización semestral, otros de actualización anual, de allí que no reaccionen de forma inmediata a la detección de alguna irresponsabilidad.  Esto también puede explicar porque una empresa puede entrar en un índice y salir de otro, aparte de que usan criterios diferentes de inclusión.

Buena parte de las críticas están basadas en un supuesto equivocado de que la membrecía en los índices, quiere decir que las empresas son TOTALMENTE responsables.  El usuario del índice, como el usuario de toda herramienta, debe saber utilizarlo.  Es posible que los productores de índices tengan buena parte de culpa al no dejar esto bien claro.
Además es importante comprender que el que una empresa esté en un índice solo quiere decir que la empresa mostró cumplir, al momento de su selección, con los criterios que usa el índice.

Otra parte del problema, que amplía el anterior, es la falta de transparencia del proceso.  Estos índices están pasando ahora por la misma etapa que pasaron las calificadoras de riesgo durante la crisis financiera.  La metodología no era de conocimiento público y los usuarios las usaron sin mirar que había detrás. El problema fue que los supuestos expertos no lo hicieron y los ignorantes nos confiamos.  Los índices de sostenibilidad también son productos para uso de expertos.

Hay que recordar que la información que entregan las empresas se entrega con carácter confidencial, de allí que se pueda explicar, aunque no justificar, la falta de transparencia sobre esta información. ¿Podemos calificar de responsable a una empresa que considera que su información sobre sostenibilidad es confidencial?  Muchos lectores dirán que ello es una contradicción, que es signo de irresponsabilidad.  Pero aquí también es conveniente recordar que puede haber información que permitiría a la competencia descifrar algunos secretos industriales.  Si la información tuviera que ser de dominio público, las empresas empezarían a entregar menos información y por ello podría quedar en desventaja o hasta dejar de participar.  No estamos defendiendo la confidencialidad, la estamos explicando.  Sería deseable que la empresa divulgara toda la información que les entregó a los índices, que la publicara en sus informes de sostenibilidad. Pero es que la confidencialidad no es tan trivial como parece.

También se alega falta de transparencia por parte de los índices sobre las razones para excluir o incluir las empresas.  Durante 2010 se dio el caso de que uno de los índices excluyó a algunas empresas que fueron incluidas en otro índice.  Aun cuando puede parecer absurdo, hay que recordar que lo que se considera como empresa sostenible en un índice es diferente a lo que considera otro.  

Por otra parte, divulgar las razones por las que se excluya a una empresa le puede causar daños importantes, que van muchísimo mas allá de la "irresponsabilidad" por la que se le excluye.  Algunas se excluyen por el hecho de que entró otra mejor (Dow Jones). De nuevo, algunos dirán que la divulgación es precisamente lo que hay que hacer.  Pero también hay que recordar que los índices no son instituciones cuyo objetivo es premiar y castigar la irresponsabilidad.  No les compete.  Si así fuera, serían muy pocas las empresas que quisieran participar en el proceso, y perderíamos la oportunidad de mejoras continuas en la sostenibilidad.  Es de suponer que las empresas excluidas sí saben porque se les excluyó y harán algo para mejorar y volver a entrar en el índice.  Siempre y cuando el costo-beneficio de hacerlo lo justifique.

Hay un balance delicado entre transparencia  y efectividad, entre rigor y entre utilidad de los índices. No es trivial.

También es importante entender por qué quieren las empresas ser miembros.  Presumiblemente, la inclusión en el índice debería mejorar las prácticas responsables de las empresas, mejorar su liquidez bursátil, mejorar el acceso a los mercados financieros y, a lo mejor, hasta su rentabilidad en bolsa.  En un estudio detallado del índice de sostenibilidad de una bolsa que acabo de completar pude constatar que en efecto, las prácticas responsables de las empresas tienden a mejorar al ser incluidas en el índice y a deteriorarse al salir, pero que su inclusión no tiene afecto alguno sobre su liquidez bursátil, su acceso a los mercados financieros.  En muchos estudios no se ha llegado a una confirmación sobre si la inclusión hace que su rentabilidad en bolsa sea superior a la de las empresas no incluidas.  En algunos estudios parece que sí, en otros que no.  Puede ser que sean las más rentables las que hacen los esfuerzos por estar  en los índices.  En cualquier caso, el estar en los índices, no perjudica.

Buena parte de las críticas se derivan de que hay quienes esperan que los índices sean algo que no son. No tienen el objeto de ser fuente de información para el público, no son intermediarios de información entre las empresas y el público.  Son productos especiales para quienes los quieren comprar, son productos para guiar las inversiones de un grupo de inversionistas.  Muchos de los que los critican lo hacen porque los índices no cumplen la función que ellos quisieran que cumplan.  Debemos recordar que no son un bien público, son  un bien privado.  Ello no obsta para que así como exigimos a las empresas ser responsables, también se lo debamos exigir a los índices.  Pero también hay que preguntarse:  ¿Publican las empresas detalles de sus procesos y componentes de sus productos y servicios?  

Pero llegará el día en que hablaremos de la RSE de los índices de sostenibilidad.

Pero como en el caso de las empresas, no se puede lograr todo de la noche a la mañana.  Podríamos ser puristas y pretender crear índices totalmente transparentes.  ¿Participarían las empresas?   Podríamos pretender que sólo contengan empresas totalmente responsables. ¿Dónde están?  Perderíamos una buena oportunidad de contribuir a la sostenibilidad.


Con todo y estos problemas, los índices pueden contribuir a mejorar la sostenibilidad de las empresas, tanto por el proceso de introspección interna que estas deben llevar a cabo para preparar la información, como por la retroalimentación que reciben.  Por otra parte, la inclusión en estos índices puede contribuir a mejorar la liquidez bursátil y el acceso al financiamiento, que puede iniciar un círculo virtuoso de sostenibilidad.  

No tiremos el bebe con el agua sucia del baño.


Antonio Vives
www.cumpetere.com



¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?
14 de Noviembre de 2010 - 17:26:15 por antoniov
Antonio Vives debates diarioresponsable.com
Empiezo pidiendo al lector un poco de paciencia ya que este artículo es un poco más largo de lo común por ser un tema menos conocido.

Este artículo pretende contribuir a un mejor entendimiento de qué son y qué no son los índices de sostenibilidad, para qué sirven y para qué no sirven.  Esto es importante para entender las críticas que se les hacen, para que el lector sepa cómo usarlos y pueda sacar sus conclusiones de manera informada.  

Con motivo del caso BP y el menos nombrado de Shell, recientemente ha resurgido el tema de los índices de sostenibilidad.  El primer caso se refiere a las críticas a los índices por incluir empresas irresponsables como BP.  El segundo a que Shell decidió excluir al Dow Jones Sustainability Index de sus indicadores para determinar parte de la las bonificaciones de sus ejecutivos, al ser excluida del índice.  

Ello a dado lugar a grandes críticas a los índices sobre todo sobre la falta de transparencia sobre los criterios que usan para la inclusión y exclusión de las empresas (Jose Angel Moreno Izquierdo escribió un extenso artículo, ¿Calificadores descalificados? sobre estas críticas en Diario Responsable el 28 de octubre del 2010 (
www.diarioresponsable.com).

También han surgido críticas respecto a aparentes inconsistencias entre los índices a la hora de incluir y excluir empresas.

Para entender todas estas críticas necesitamos conocer un poco más sobre los diferentes índices.  ¿Por qué se crean los índices ¿Cuáles son los criterios de inclusión de empresas? ¿Cuáles son sus problemas? ?  ¿Para qué sirven y como se usan?  ¿Por qué quieren las empresas ser miembros?

A mediados de 2009 había más de 50 índices de sostenibilidad, con la mayoría de ellos creados en los últimos tres años, algunos de los nuevos son índices generales, multisectoriales y multinacionales, pero la mayoría son especializados en energía limpia y cambio climático y algunos son especializados en países.  En septiembre del 2010 las bolsas de México y de Estambul anunciaron la creación de sus índices.   En América Latina se creó en el 2005 el de la Bolsa de Sao Paulo (ISE BM&FBovespa).  En España se creó en el 2009 el FTSE4good IBEX, que pertenece a la familia de índices del FTSE4good, integrada además por los de muchas otras bolsas de valores en países desarrollados.  

El presente artículo pretende poner estas críticas en contexto y aclarar algunas confusiones que han ido surgiendo con respecto a los índices.  Obviamente no es un tratado sobre índices de sostenibilidad.  Lo haremos comentando el Dow Jones Sustainability Index (originado por la empresa entonces propietaria del Wall Street Journal, creado en 1999) y el FTSE4good (del Financial Times, creado en el 2001) que son los mas grandes y populares, y el de la Bolsa de Sao Paulo, por ser el primero en América Latina (y segundo en países en desarrollo).  El Dow Jones cubre 318 empresas, el FTSE4Good no lo revela y el de la Bolsa de Sao Paulo solo 34 empresas. Los dos primeros son familias de índices y tienen subíndices por países y regiones.

Empecemos por responder porqué se crean estos índices.  Se crean fundamentalmente para satisfacer las necesidades de la industria de inversión socialmente responsable, ISR, que busca invertir en valores de empresas que, de acuerdo a algún criterio, puedan calificarse como responsables.  Los inversionistas pueden comprar las acciones directamente (si saben cuáles son) o bien comprar participaciones en fondos de inversión creados reproduciendo parcial o totalmente el índice.

Una vez que los inversionistas crean carteras o fondos basados en criterios de sostenibilidad necesitan evaluar su rendimiento, y se usan estos índices como "benchmark", como referencia.  De la venta de estos servicios es de donde vienen los ingresos de los índices del Dow Jones y del FTSE4Good (este índice dona sus ingresos por las licencias a UNICEF).  También preparan índices a la medida del cliente.  Por ejemplo, el Dow Jones ha vendido mas de 70 licencias para su uso.  El de la Bolsa de Sao Paulo obtiene sus ingresos al cobrar por las aplicaciones, ya que no se usa todavía como "benchmark".  Estos índices también tienen costos que deben ser cubiertos y, en algunos casos, proporcionar beneficios.  Por ello la metodología en ambos casos es de propiedad intelectual reservada.   El producto de los índices es relativamente fácil de copiar, aunque costoso de reproducir, y de allí la confidencialidad con que se manejan.   

Es muy importante destacar lo de que la calificación se hace "de acuerdo a algún criterio" porque es aquí de donde salen gran cantidad de las confusiones.  Hemos mencionado en múltiples ocasiones que no existe la empresa totalmente responsable.  Las empresas tienen algunas o muchas prácticas responsables (ver mi reciente artículo "La punta del iceberg de la RSE"
www.cumpetere.blogspot.com).   Por esta razón los índices deben decidir qué criterios y metodología van a usar para determinar la inclusión de las empresas.

El Dow Jones es un índice del tipo "best in class", o sea que incluye las empresas que son consideradas las de mayor responsabilidad dentro de su "clase", vale decir, dentro de su industria o subsector. Hay empresas que podríamos considerar muy responsables pero no lo son tanto como la empresa líder y por ello pueden no estar, o salir en momento determinado si entra otra mejor.  El Dow Jones publica los componentes, las entradas y salidas del índice y la metodología general para el cálculo del índice.  El FTSE4Good es un índice general. Sólo publica las empresas que entran y que salen, y ni su composición ni su metodología son del dominio público.  

El de la Bolsa de Sao Paulo tiene metodología propia.  Su proceso de selección de empresas se basa en un cuestionario de casi 200 preguntas, invitando a empresas que superan un mínimo de liquidez bursátil.  Las respuestas de las empresas que aceptan participar son codificadas, eliminado las peores, y se hace un análisis estadístico para determinar las mejores que son presentadas para la decisión final la toma un Consejo Asesor.  

¿Pueden estos índices incluir empresas con prácticas irresponsables?  Claro que sí.  Y he aquí la primera confusión.  En primer lugar porque la fuente de información primaria son las empresas.  En algunos casos los analistas hacen preguntas a las empresas o se les pide información física de respaldo, pero en general la información está controlada por las empresas.  En segundo lugar por el proceso mismo de selección que no puede ser exhaustivo.

En el caso del Dow Jones Sustainability Index  hay empresas que producen productos que muchos calificarían de irresponsables, pero que dentro de su industria son las que más y mejores prácticas responsables tienen.  En el índice hay productores de tabaco  y de licores, que a lo mejor usan materia prima obtenida con agricultura sostenible, pagando precios justos, con excelente gestión de recursos humanos, etc.  Las empresas incluidas son las calificadas como las más responsables, en su subsector  (también preparan subíndices a la medida, sin tabaco, armamento o productos alcohólicos).  En el caso del FTSE4Good, también puede haber empresas con prácticas irresponsables ya que no mide la totalidad de sus prácticas.  ¿Deberían los índices incluir a empresas con productos irresponsables?  Creo que no. ¿Es el petróleo un producto responsable?

Los criterios de inclusión son diferentes para cada índice. Algunos índices son de actualización semestral, otros de actualización anual, de allí que no reaccionen de forma inmediata a la detección de alguna irresponsabilidad.  Esto también puede explicar porque una empresa puede entrar en un índice y salir de otro, aparte de que usan criterios diferentes de inclusión.

Buena parte de las críticas están basadas en un supuesto equivocado de que la membrecía en los índices, quiere decir que las empresas son TOTALMENTE responsables.  El usuario del índice, como el usuario de toda herramienta, debe saber utilizarlo.  Es posible que los productores de índices tengan buena parte de culpa al no dejar esto bien claro.
Además es importante comprender que el que una empresa esté en un índice solo quiere decir que la empresa mostró cumplir, al momento de su selección, con los criterios que usa el índice.

Otra parte del problema, que amplía el anterior, es la falta de transparencia del proceso.  Estos índices están pasando ahora por la misma etapa que pasaron las calificadoras de riesgo durante la crisis financiera.  La metodología no era de conocimiento público y los usuarios las usaron sin mirar que había detrás. El problema fue que los supuestos expertos no lo hicieron y los ignorantes nos confiamos.  Los índices de sostenibilidad también son productos para uso de expertos.

Hay que recordar que la información que entregan las empresas se entrega con carácter confidencial, de allí que se pueda explicar, aunque no justificar, la falta de transparencia sobre esta información. ¿Podemos calificar de responsable a una empresa que considera que su información sobre sostenibilidad es confidencial?  Muchos lectores dirán que ello es una contradicción, que es signo de irresponsabilidad.  Pero aquí también es conveniente recordar que puede haber información que permitiría a la competencia descifrar algunos secretos industriales.  Si la información tuviera que ser de dominio público, las empresas empezarían a entregar menos información y por ello podría quedar en desventaja o hasta dejar de participar.  No estamos defendiendo la confidencialidad, la estamos explicando.  Sería deseable que la empresa divulgara toda la información que les entregó a los índices, que la publicara en sus informes de sostenibilidad. Pero es que la confidencialidad no es tan trivial como parece.

También se alega falta de transparencia por parte de los índices sobre las razones para excluir o incluir las empresas.  Durante 2010 se dio el caso de que uno de los índices excluyó a algunas empresas que fueron incluidas en otro índice.  Aun cuando puede parecer absurdo, hay que recordar que lo que se considera como empresa sostenible en un índice es diferente a lo que considera otro.  

Por otra parte, divulgar las razones por las que se excluya a una empresa le puede causar daños importantes, que van muchísimo mas allá de la "irresponsabilidad" por la que se le excluye.  Algunas se excluyen por el hecho de que entró otra mejor (Dow Jones). De nuevo, algunos dirán que la divulgación es precisamente lo que hay que hacer.  Pero también hay que recordar que los índices no son instituciones cuyo objetivo es premiar y castigar la irresponsabilidad.  No les compete.  Si así fuera, serían muy pocas las empresas que quisieran participar en el proceso, y perderíamos la oportunidad de mejoras continuas en la sostenibilidad.  Es de suponer que las empresas excluidas sí saben porque se les excluyó y harán algo para mejorar y volver a entrar en el índice.  Siempre y cuando el costo-beneficio de hacerlo lo justifique.

Hay un balance delicado entre transparencia  y efectividad, entre rigor y entre utilidad de los índices. No es trivial.

También es importante entender por qué quieren las empresas ser miembros.  Presumiblemente, la inclusión en el índice debería mejorar las prácticas responsables de las empresas, mejorar su liquidez bursátil, mejorar el acceso a los mercados financieros y, a lo mejor, hasta su rentabilidad en bolsa.  En un estudio detallado del índice de sostenibilidad de una bolsa que acabo de completar pude constatar que en efecto, las prácticas responsables de las empresas tienden a mejorar al ser incluidas en el índice y a deteriorarse al salir, pero que su inclusión no tiene afecto alguno sobre su liquidez bursátil, su acceso a los mercados financieros.  En muchos estudios no se ha llegado a una confirmación sobre si la inclusión hace que su rentabilidad en bolsa sea superior a la de las empresas no incluidas.  En algunos estudios parece que sí, en otros que no.  Puede ser que sean las más rentables las que hacen los esfuerzos por estar  en los índices.  En cualquier caso, el estar en los índices, no perjudica.

Buena parte de las críticas se derivan de que hay quienes esperan que los índices sean algo que no son. No tienen el objeto de ser fuente de información para el público, no son intermediarios de información entre las empresas y el público.  Son productos especiales para quienes los quieren comprar, son productos para guiar las inversiones de un grupo de inversionistas.  Muchos de los que los critican lo hacen porque los índices no cumplen la función que ellos quisieran que cumplan.  Debemos recordar que no son un bien público, son  un bien privado.  Ello no obsta para que así como exigimos a las empresas ser responsables, también se lo debamos exigir a los índices.  Pero también hay que preguntarse:  ¿Publican las empresas detalles de sus procesos y componentes de sus productos y servicios?  

Pero llegará el día en que hablaremos de la RSE de los índices de sostenibilidad.

Pero como en el caso de las empresas, no se puede lograr todo de la noche a la mañana.  Podríamos ser puristas y pretender crear índices totalmente transparentes.  ¿Participarían las empresas?   Podríamos pretender que sólo contengan empresas totalmente responsables. ¿Dónde están?  Perderíamos una buena oportunidad de contribuir a la sostenibilidad.


Con todo y estos problemas, los índices pueden contribuir a mejorar la sostenibilidad de las empresas, tanto por el proceso de introspección interna que estas deben llevar a cabo para preparar la información, como por la retroalimentación que reciben.  Por otra parte, la inclusión en estos índices puede contribuir a mejorar la liquidez bursátil y el acceso al financiamiento, que puede iniciar un círculo virtuoso de sostenibilidad.  

No tiremos el bebe con el agua sucia del baño.


Antonio Vives
www.cumpetere.com



RESPONSABILIDAD SOCIAL

 

¿Para qué sirven los índices de sostenibilidad?

14 de Noviembre de 2010 - 17:26:15 por antoniov

Empiezo pidiendo al lector un poco de paciencia ya que este artículo es un poco más largo de lo común por ser un tema menos conocido.

Este artículo pretende contribuir a un mejor entendimiento de qué son y qué no son los índices de sostenibilidad, para qué sirven y para qué no sirven.  Esto es importante para entender las críticas que se les hacen, para que el lector sepa cómo usarlos y pueda sacar sus conclusiones de manera informada.  

Con motivo del caso BP y el menos nombrado de Shell, recientemente ha resurgido el tema de los índices de sostenibilidad.  El primer caso se refiere a las críticas a los índices por incluir empresas irresponsables como BP.  El segundo a que Shell decidió excluir al Dow Jones Sustainability Index de sus indicadores para determinar parte de la las bonificaciones de sus ejecutivos, al ser excluida del índice.  

Ello a dado lugar a grandes críticas a los índices sobre todo sobre la falta de transparencia sobre los criterios que usan para la inclusión y exclusión de las empresas (Jose Angel Moreno Izquierdo escribió un extenso artículo, ¿Calificadores descalificados? sobre estas críticas en Diario Responsable el 28 de octubre del 2010 ( www.diarioresponsable.com).

También han surgido críticas respecto a aparentes inconsistencias entre los índices a la hora de incluir y excluir empresas.

Para entender todas estas críticas necesitamos conocer un poco más sobre los diferentes índices.  ¿Por qué se crean los índices ¿Cuáles son los criterios de inclusión de empresas? ¿Cuáles son sus problemas? ?  ¿Para qué sirven y como se usan?  ¿Por qué quieren las empresas ser miembros?

A mediados de 2009 había más de 50 índices de sostenibilidad, con la mayoría de ellos creados en los últimos tres años, algunos de los nuevos son índices generales, multisectoriales y multinacionales, pero la mayoría son especializados en energía limpia y cambio climático y algunos son especializados en países.  En septiembre del 2010 las bolsas de México y de Estambul anunciaron la creación de sus índices.   En América Latina se creó en el 2005 el de la Bolsa de Sao Paulo (ISE BM&FBovespa).  En España se creó en el 2009 el FTSE4good IBEX, que pertenece a la familia de índices del FTSE4good, integrada además por los de muchas otras bolsas de valores en países desarrollados.  

El presente artículo pretende poner estas críticas en contexto y aclarar algunas confusiones que han ido surgiendo con respecto a los índices.  Obviamente no es un tratado sobre índices de sostenibilidad.  Lo haremos comentando el Dow Jones Sustainability Index (originado por la empresa entonces propietaria del Wall Street Journal, creado en 1999) y el FTSE4good (del Financial Times, creado en el 2001) que son los mas grandes y populares, y el de la Bolsa de Sao Paulo, por ser el primero en América Latina (y segundo en países en desarrollo).  El Dow Jones cubre 318 empresas, el FTSE4Good no lo revela y el de la Bolsa de Sao Paulo solo 34 empresas. Los dos primeros son familias de índices y tienen subíndices por países y regiones.

Empecemos por responder porqué se crean estos índices.  Se crean fundamentalmente para satisfacer las necesidades de la industria de inversión socialmente responsable, ISR, que busca invertir en valores de empresas que, de acuerdo a algún criterio, puedan calificarse como responsables.  Los inversionistas pueden comprar las acciones directamente (si saben cuáles son) o bien comprar participaciones en fondos de inversión creados reproduciendo parcial o totalmente el índice.

Una vez que los inversionistas crean carteras o fondos basados en criterios de sostenibilidad necesitan evaluar su rendimiento, y se usan estos índices como "benchmark", como referencia.  De la venta de estos servicios es de donde vienen los ingresos de los índices del Dow Jones y del FTSE4Good (este índice dona sus ingresos por las licencias a UNICEF).  También preparan índices a la medida del cliente.  Por ejemplo, el Dow Jones ha vendido mas de 70 licencias para su uso.  El de la Bolsa de Sao Paulo obtiene sus ingresos al cobrar por las aplicaciones, ya que no se usa todavía como "benchmark".  Estos índices también tienen costos que deben ser cubiertos y, en algunos casos, proporcionar beneficios.  Por ello la metodología en ambos casos es de propiedad intelectual reservada.   El producto de los índices es relativamente fácil de copiar, aunque costoso de reproducir, y de allí la confidencialidad con que se manejan.   

Es muy importante destacar lo de que la calificación se hace "de acuerdo a algún criterio" porque es aquí de donde salen gran cantidad de las confusiones.  Hemos mencionado en múltiples ocasiones que no existe la empresa totalmente responsable.  Las empresas tienen algunas o muchas prácticas responsables (ver mi reciente artículo "La punta del iceberg de la RSE" www.cumpetere.blogspot.com).   Por esta razón los índices deben decidir qué criterios y metodología van a usar para determinar la inclusión de las empresas.

El Dow Jones es un índice del tipo "best in class", o sea que incluye las empresas que son consideradas las de mayor responsabilidad dentro de su "clase", vale decir, dentro de su industria o subsector. Hay empresas que podríamos considerar muy responsables pero no lo son tanto como la empresa líder y por ello pueden no estar, o salir en momento determinado si entra otra mejor.  El Dow Jones publica los componentes, las entradas y salidas del índice y la metodología general para el cálculo del índice.  El FTSE4Good es un índice general. Sólo publica las empresas que entran y que salen, y ni su composición ni su metodología son del dominio público.  

El de la Bolsa de Sao Paulo tiene metodología propia.  Su proceso de selección de empresas se basa en un cuestionario de casi 200 preguntas, invitando a empresas que superan un mínimo de liquidez bursátil.  Las respuestas de las empresas que aceptan participar son codificadas, eliminado las peores, y se hace un análisis estadístico para determinar las mejores que son presentadas para la decisión final la toma un Consejo Asesor.  

¿Pueden estos índices incluir empresas con prácticas irresponsables?  Claro que sí.  Y he aquí la primera confusión.  En primer lugar porque la fuente de información primaria son las empresas.  En algunos casos los analistas hacen preguntas a las empresas o se les pide información física de respaldo, pero en general la información está controlada por las empresas.  En segundo lugar por el proceso mismo de selección que no puede ser exhaustivo.

En el caso del Dow Jones Sustainability Index  hay empresas que producen productos que muchos calificarían de irresponsables, pero que dentro de su industria son las que más y mejores prácticas responsables tienen.  En el índice hay productores de tabaco  y de licores, que a lo mejor usan materia prima obtenida con agricultura sostenible, pagando precios justos, con excelente gestión de recursos humanos, etc.  Las empresas incluidas son las calificadas como las más responsables, en su subsector  (también preparan subíndices a la medida, sin tabaco, armamento o productos alcohólicos).  En el caso del FTSE4Good, también puede haber empresas con prácticas irresponsables ya que no mide la totalidad de sus prácticas.  ¿Deberían los índices incluir a empresas con productos irresponsables?  Creo que no. ¿Es el petróleo un producto responsable?

Los criterios de inclusión son diferentes para cada índice. Algunos índices son de actualización semestral, otros de actualización anual, de allí que no reaccionen de forma inmediata a la detección de alguna irresponsabilidad.  Esto también puede explicar porque una empresa puede entrar en un índice y salir de otro, aparte de que usan criterios diferentes de inclusión.

Buena parte de las críticas están basadas en un supuesto equivocado de que la membrecía en los índices, quiere decir que las empresas son TOTALMENTE responsables.  El usuario del índice, como el usuario de toda herramienta, debe saber utilizarlo.  Es posible que los productores de índices tengan buena parte de culpa al no dejar esto bien claro.
Además es importante comprender que el que una empresa esté en un índice solo quiere decir que la empresa mostró cumplir, al momento de su selección, con los criterios que usa el índice.

Otra parte del problema, que amplía el anterior, es la falta de transparencia del proceso.  Estos índices están pasando ahora por la misma etapa que pasaron las calificadoras de riesgo durante la crisis financiera.  La metodología no era de conocimiento público y los usuarios las usaron sin mirar que había detrás. El problema fue que los supuestos expertos no lo hicieron y los ignorantes nos confiamos.  Los índices de sostenibilidad también son productos para uso de expertos.

Hay que recordar que la información que entregan las empresas se entrega con carácter confidencial, de allí que se pueda explicar, aunque no justificar, la falta de transparencia sobre esta información. ¿Podemos calificar de responsable a una empresa que considera que su información sobre sostenibilidad es confidencial?  Muchos lectores dirán que ello es una contradicción, que es signo de irresponsabilidad.  Pero aquí también es conveniente recordar que puede haber información que permitiría a la competencia descifrar algunos secretos industriales.  Si la información tuviera que ser de dominio público, las empresas empezarían a entregar menos información y por ello podría quedar en desventaja o hasta dejar de participar.  No estamos defendiendo la confidencialidad, la estamos explicando.  Sería deseable que la empresa divulgara toda la información que les entregó a los índices, que la publicara en sus informes de sostenibilidad. Pero es que la confidencialidad no es tan trivial como parece.

También se alega falta de transparencia por parte de los índices sobre las razones para excluir o incluir las empresas.  Durante 2010 se dio el caso de que uno de los índices excluyó a algunas empresas que fueron incluidas en otro índice.  Aun cuando puede parecer absurdo, hay que recordar que lo que se considera como empresa sostenible en un índice es diferente a lo que considera otro.  

Por otra parte, divulgar las razones por las que se excluya a una empresa le puede causar daños importantes, que van muchísimo mas allá de la "irresponsabilidad" por la que se le excluye.  Algunas se excluyen por el hecho de que entró otra mejor (Dow Jones). De nuevo, algunos dirán que la divulgación es precisamente lo que hay que hacer.  Pero también hay que recordar que los índices no son instituciones cuyo objetivo es premiar y castigar la irresponsabilidad.  No les compete.  Si así fuera, serían muy pocas las empresas que quisieran participar en el proceso, y perderíamos la oportunidad de mejoras continuas en la sostenibilidad.  Es de suponer que las empresas excluidas sí saben porque se les excluyó y harán algo para mejorar y volver a entrar en el índice.  Siempre y cuando el costo-beneficio de hacerlo lo justifique.

Hay un balance delicado entre transparencia  y efectividad, entre rigor y entre utilidad de los índices. No es trivial.

También es importante entender por qué quieren las empresas ser miembros.  Presumiblemente, la inclusión en el índice debería mejorar las prácticas responsables de las empresas, mejorar su liquidez bursátil, mejorar el acceso a los mercados financieros y, a lo mejor, hasta su rentabilidad en bolsa.  En un estudio detallado del índice de sostenibilidad de una bolsa que acabo de completar pude constatar que en efecto, las prácticas responsables de las empresas tienden a mejorar al ser incluidas en el índice y a deteriorarse al salir, pero que su inclusión no tiene afecto alguno sobre su liquidez bursátil, su acceso a los mercados financieros.  En muchos estudios no se ha llegado a una confirmación sobre si la inclusión hace que su rentabilidad en bolsa sea superior a la de las empresas no incluidas.  En algunos estudios parece que sí, en otros que no.  Puede ser que sean las más rentables las que hacen los esfuerzos por estar  en los índices.  En cualquier caso, el estar en los índices, no perjudica.

Buena parte de las críticas se derivan de que hay quienes esperan que los índices sean algo que no son. No tienen el objeto de ser fuente de información para el público, no son intermediarios de información entre las empresas y el público.  Son productos especiales para quienes los quieren comprar, son productos para guiar las inversiones de un grupo de inversionistas.  Muchos de los que los critican lo hacen porque los índices no cumplen la función que ellos quisieran que cumplan.  Debemos recordar que no son un bien público, son  un bien privado.  Ello no obsta para que así como exigimos a las empresas ser responsables, también se lo debamos exigir a los índices.  Pero también hay que preguntarse:  ¿Publican las empresas detalles de sus procesos y componentes de sus productos y servicios?  

Pero llegará el día en que hablaremos de la RSE de los índices de sostenibilidad.

Pero como en el caso de las empresas, no se puede lograr todo de la noche a la mañana.  Podríamos ser puristas y pretender crear índices totalmente transparentes.  ¿Participarían las empresas?   Podríamos pretender que sólo contengan empresas totalmente responsables. ¿Dónde están?  Perderíamos una buena oportunidad de contribuir a la sostenibilidad.


Con todo y estos problemas, los índices pueden contribuir a mejorar la sostenibilidad de las empresas, tanto por el proceso de introspección interna que estas deben llevar a cabo para preparar la información, como por la retroalimentación que reciben.  Por otra parte, la inclusión en estos índices puede contribuir a mejorar la liquidez bursátil y el acceso al financiamiento, que puede iniciar un círculo virtuoso de sostenibilidad.  

No tiremos el bebe con el agua sucia del baño.


Antonio Vives
www.cumpetere.com



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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU

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