jueves, marzo 11, 2010

rse: Las empresas españolas no son líderes en responsabilidad social en América Latina

Las empresas españolas no son líderes en responsabilidad social en América Latina

  • Según un informe del Observatorio de RSC, existe una imagen de deterioro ambiental y de poco respeto a los trabajadores

 

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Las empresas españolas no son bien valoradas desde el punto de vista de la responsabilidad social corporativa en los países de América Latina. Es la principal conclusión del estudio "Valoración de la responsabilidad social de las empresas españolas en América Latina", que ha sido realizado por el Observatorio de RSC con financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

En este informe -en el que se recoge la investigación realizada en países como Argentina, Brasil, Chile, México y Perú sobre la percepción y valoración de las empresas españolas-, se recoge que España es un país avanzado en temas de responsabilidad social, aunque no se perciben las prácticas que llevan a cabo las empresas españolas en estos países latinoamericanos, sobre todo, en relación a los sistemas de gestión.

Además, en dicho informe, que se basa en una macroencuesta telefónica con agentes clave de la sociedad civil (empresas, ONGs, académicos, administraciones públicas...), refleja una doble percepción de las empresas españolas en el comportamiento social y ambiental, que se acentúa por algunos conflictos puntuales que han tenido lugar en estos países.

En este sentido, el estudio efectuado apunta la necesidad de que las empresas mejoren la protección de derechos de los consumidores, un factor que influye directamente sobre su imagen, así como su comportamiento social en relación al respecto de los trabajadores, ya que se señala que para que se mejore esa percepción social de las compañías es preciso que se realicen esfuerzos para hacer partícipes a los trabajadores en el reconocimiento de sus derechos fundamentales.

Asimismo, el informe indica que las empresas españolas deben mejorar su comportamiento para respetar los derechos humanos, aunque sí existe una percepción positiva en este sentido, pero que sigue siendo insuficiente.

Además, también se da una percepción de deterioro medioambiental de las empresas españolas debido a problemas puntuales en la actualidad y a la infravaloración de impactos ecológicos negativos. No obstante, en este punto, se señala que la falta de control gubernamental en esta área es un factor relevante.

Entre otras mejoras de comportamiento, también se apunta a la lucha contra la corrupción que debe ser mayor en relación a las empresas españolas, además de indicar que el Estado debe tener una mayor implicación en la gestión de servicios públicos vinculados a recursos naturales y la energía para evitar que las compañías puedan beneficiarse de la laxitud de las normas vigentes.

Son las principales conclusiones de este estudio sobre la imagen de las empresas en América Latina, en cuyos países ha habido una importante inversión extranjera directa de España, sobre todo, desde los inicios de los años 90. En la actualidad, hay varias multinacionales implantadas en estos países como es el caso de BBVA, Telefónica, Santander, Endesa o Repsol.

Fuente: Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa

FUENTE:
Saludos,
 
RODRIGO  GONZALEZ  FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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RSE / La enorme diferencia entre Slim y Gates ¿Un caso de RSE? La enorme diferencia entre Slim y Gates ¿Un caso de RSE?

La enorme diferencia entre Slim y Gates ¿Un caso de RSE?

11 Marzo 2010

De acuerdo con Mauricio González Lara, autor del libro Responsabilidad Social Empresarial, Slim, hasta ahora, no se ha preocupado por construir un legado que vaya más allá de su riqueza y talento. En otras palabras, a diferencia de Gates, Slim no ha sabido utilizar a la RSE para controlar las animadversiones que implica ser el más rico del mundo.

Este punto de vista lo expresa claramente en uno de los capítulos de su interesante libro y ya lo había abordado en un artículo con antelación, mismo que transcribimos aquí debido a que no ha perdido un sólo día de vigencia…

No hay nada más voluble que la percepción humana. En días recientes, en el marco del cada vez más influyente Consumers Electronics Show (CES), celebrado en Las Vegas, Nevada, Bill Gates oficializó lo que ya se había anunciado con un año de antelación: su retiro definitivo del mando cotidiano de Microsoft.

El anuncio, como era de esperarse, fue realizado con gran estilo por Gates, quien además de jugar Guitar Hero con Slash (el famoso guitarrista de Guns and Roses) y complacer con su presencia a los miles de asistentes congregados en el recinto (y que lo ven a la altura de un Dios), mandó hacer para la ocasión un sketch muy al estilo del programa cómico Saturday Night Live, donde interactuaba con una estela de celebridades que iban de Bono a George Clooney. El tema del sketch: ¿qué trabajo va a desempeñar ahora el fundador de Microsoft?

Actualmente, la opinión pública mundial reverencia a Bill Gates. Y hace bien. No sólo por la obvia razón de que es un hombre que literalmente cambió al mundo con su compañía, sino porque a últimas fechas es también un hombre preocupado en salvar al planeta: del 2000 al 2006, se calcula que la Bill and Melinda Gates Foundation ha dado alrededor de 40,000 millones de dólares a iniciativas filantrópicas abocadas a la educación y la salud. Hoy, Gates invierte el mismo capital de energía y atención a estas causas que hasta hace poco guardaba para sus actividades empresariales. Ese es el nuevo trabajo de Bill, y es uno que dará mucho de que hablar en los próximos tiempos.

No se trata de presentarse con un cheque y posar para la prensa, sino de una serie programática de medidas que se espera generen resultados concretos en menos de un lustro, y los cuales son tan ambiciosas como reducir progresivamente la hambruna en Africa y acercarse más a la invención de una vacuna contra el SIDA.

Hace una década, empero, la percepción sobre Gates era diametralmente opuesta. Si bien sería una exageración afirmar que la administración del entonces presidente William Clinton lo llegó a considerar como un peligro para la nación estadounidense, el trato público que se le daba a Gates era casi antagónico, pues Microsoft se encontraba inmersa en una serie de demandas antimonopólicas debido a las exigencias que imponía a clientes y proveedores a causa del dominio del sistema operativo Windows (críticas que, proporciones y espacios guardados, no son tan distintas a las que con frecuencia se escuchan contra Telmex, con la salvedad de que la hegemonía de Windows es mundial ).

Los ataques eran frontales e iban de veladas amenazas consistentes en llevar al entonces CEO del titán tecnológico a audiencias en los tribunales, a agresivas portadas de revistas en contra de Gates y su soberbia monopólica, pasando por divertidas cadenas de e-mails que sostenían que Bill era el mismísimo anticristo. A 10 años de distancia, ¿qué ha cambiado? Se podría argumentar que ante el surgimiento de Google y el exitoso regreso del líder de Apple y supuesto" némesis" de Gates, Steve Jobs, el clima luce más competitivo, pero eso sería una falacia: Microsoft sigue controlando el software de las computadoras personales alrededor del mundo mediante prácticas que no son muy disímiles a las del pasado, y probablemente lo seguirá haciendo en los lustros por venir.

Lo que ha cambiado es la imagen de Gates, o mejor dicho, la filosofía de Gates. El cambio de imagen del fundador de Microsoft no consistió en una serie de medidas cosméticas diseñadas para hacerlo parecer una persona más "noble", sino en una toma de conciencia respecto al papel que le tocaba desempeñar como el hombre de mayores recursos económicos en el mundo; fue, en otros términos, una reorientación de prioridades: una vez que un empresario alcanza cierta edad y cierto número de triunfos materiales, debe cuestionarse cuál va a ser su legado. Gates se lo cuestionó y tomó una decisión, la de ser responsable.

Quizá las críticas contra Microsoft nunca se evaporen, más aún, quizá toda empresa hegemónica (llámese Microsoft o Telmex) que rebase cierto nivel de riqueza esté condenada, con o sin razón, a ser ubicada en el banquillo de los acusados a causa de algún aspecto relacionado a la posición ventajosa con la que compite. Es inevitable. La diferencia estriba en si el grado de crecimiento de estas corporaciones va aparejado con un aumento proporcional en su nivel de compromiso social, como ha sido el caso con Microsoft.

Otro punto a favor de Bill: su activismo ha orillado a otros empresarios —incluido Warren Buffett, quien ha prometido donar 44,000 millones de dólares de su participación accionaria en Berkshire Hathaway a la fundación Gates– a redefinir el rol que juegan en el plano internacional; bajo ese contexto, y quizá como respuesta a las críticas, el conglomerado de la familia Slim ha destinado alrededor de 4,000 millones de dólares a causa benéficas, incluidos programas de repartición de computadoras a niños de bajos recursos y donaciones a la organización de William Clinton para el desarrollo.

El punto es si, al igual que sucedió con Gates, la opinión pública cambiará la percepción negativa que ahora guarda sobre Slim, a quien percibe como monopólico y cerrado. Ya veremos, aunque, con toda franqueza, no imagino a Carlos Slim anunciando su retiro a la filantropía interactuando con Luis Miguel y Ernesto Zedillo en un sketch al estilo de La Parodia.

FUENTE:
Saludos,
 
RODRIGO  GONZALEZ  FERNANDEZ
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