El plan original era con Diego Hernández a la cabeza, pero el episodio Anglo American obligó a modificar el trazado. Thomas Keller asumió en 2012 con el foco puesto en reducir costos y concretar el plan de inversiones estructurales, pero ha encontrado varias trabas en el camino.
(Pulso) Pocos creyeron que efectivamente era real la cifra de excedentes con que cerró Codelco su ejercicio en 2006: US$9.215 millones. Cifra histórica e inédita.
La estatal, acostumbrada a utilidades modestas y a lidiar con un precio del cobre bajo US$1 por libra, se encontró de golpe con un escenario completamente distinto. Entonces no sólo estalló el júbilo de los ejecutivos -y, por cierto, del equipo fiscal del gobierno- sino que también las presiones de costos, que a la larga se convertirían en una pesada mochila.
Desde entonces, el precio del cobre no sólo no ha bajado, sino que ha seguido subiendo. Pero a cambio, los excedentes se han reducido de manera dramática, afectados por costos que se dispararon, una ley de mineral en picada y demoras en la entrega de los proyectos estructurales.
Al tercer trimestre del año pasado, la minera estatal anotó un descenso de 61,5% en sus transferencias al fisco, pasando de US$6.940 millones en enero-septiembre de 2012 a US$2.672 millones un año después.
¿Cómo se explica que con el precio del cobre más alto los excedentes caigan? La razón está en el incremento de costos, que en el caso de Codelco se ha transformado en un acertijo más que complejo.
Si en 2010 la empresa destinaba US$0,4 para producir una libra de cobre -considerando el cash cost o C1- ya en 2012 este indicador había subido a US$1,23. A septiembre del año pasado el alza era todavía mayor: US$1,65.
En medio de este incremento de costos, aparejado de una reducción de excedentes, la empresa vio debutar su nuevo gobierno corporativo.
Esta modificación legal buscaba dar continuidad a la empresa y aislarla de los ciclos políticos, sacando a los ministros de directorio -el titular de Minería era el presidente de la mesa, que además integraba el titular de Hacienda- y nominar un presidente ejecutivo que permaneciera en el cargo un plazo distinto de lo que dura una administración presidencial y reemplazarlos por representantes de un perfil profesional.
Por todo ello, el primer elegido fue un ejecutivo fuertemente identificado con la minería, el ex presidente de Metales Base de BHP Billiton, Diego Hernández.
Pero a poco andar emergió el caso Anglo American y la gestión de Hernández quedó trunca.
Al ex BHP y actual presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals le correspondió liderar la batalla comercial y judicial para adquirir una participación en Minera Los Bronces, sobre la que por contrato le correspondía la primera opción.
El caso -si bien, en ningún momento se reconoció que esa fue la razón de su salida- evidenció las fuertes diferencias de estilo existentes entre Hernández y el presidente de la mesa, Gerardo Jofré. Hernández salió de la presidencia y fue reemplazado por su mano derecha, el ex ejecutivo de Cencosud, Brookfield -matriz de Transelec-, Collahuasi y Shell, Thomas Keller Lippold.
El balance arroja que la gestión de Hernández, además de la adquisición del 20,1% de Los Bronces, suma triunfos, como el impulso a los proyectos estructurales, y conflictos, como el fuerte choque con los sindicatos, que terminó en la mayor paralización en 28 años.
Conflictos
Los dirigentes sindicales lo acusaron de tener un estilo más bien confrontacional con los sindicatos, lo que complicó su estadía. Su agenda modernizadora pretendía reducir las dotaciones en las divisiones más sobrepobladas, como Chuquicamata y sacar adelante los proyectos estructurales.
La era Keller, en tanto, comenzó con un triunfo: la firma del acuerdo con Anglo American. El negocio con la minera privada le permitió a Codelco sumar producción que ayudó a la estatal a mejorar sus balances productivos.
Pero el primer conflicto no tardó en estallar. El gobierno decidió capitalizar a la minera con US$1.000 millones, claro que se trató recursos contables y no frescos. Codelco pretendía sumar recursos para financiar su plan de proyectos estructurales -a esa altura ya estaban avanzando las obras de Nuevo Nivel Mina Teniente, Ministro Hales y los trabajos preliminares de Chuquicamata Subterránea- y el Ejecutivo rechazó la solicitud de Keller y su equipo. De paso, advirtió a la compañía de la urgencia de reducir sus costos, pues esto afectaba directamente a los ingresos de la empresa.
El presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), culpa al gobierno de esa decisión. “Cuando asumió la cartera Hernán de Solminihac, si bien existió una relación más fluida con la Federación de Trabajadores del Cobre, desde el Ministerio de Minería no tuvieron la capacidad de convencer al Gobierno y particularmente al ministro de Hacienda, de hacer un aporte de capital real y efectivo para Codelco. Esta situación, evidentemente, empaña en gran medida, la gestión de esta secretaría de estado”, explica Espinoza.
Un mérito de la gestión de Keller ha sido la reciente reducción en los costos: el total de costos y gastos (C3) de la estatal bajaron de US$2,6 en 2012 a US$2,3 el tercer trimestre de 2013, lo que se relaciona directamente con el proyecto estructural iniciado por la empresa.
¿Al debe? Además de la baja en los excedentes, Codelco aún no logra imponer su agenda modernizadora a pesar de que lo ha intentado. Recientemente tuvo un revés en su intento de cambiar la jornada en El Teniente de ocho a 12 horas.
También se cuenta entre los reveses el anuncio de iniciar una licitación internacional para explotar sus reservas de litio. La idea de la corporación era firmar en 2013 un acuerdo con un tercero, pero la fecha se ha ido dilatando y hoy no hay luces si el proyecto se hará algún día o definitivamente se postergó.
Diego Hernández: desde el primer mundo de la minería
El miércoles 23 de mayo de 2012 fue la última reunión de directorio en la que participó el ex presidente ejecutivo de Codelco, Diego Hernández. En la cita se decidió dar a conocer que se había llegado a un acuerdo para iniciar un proceso de negociación con Anglo American en la pugna por Los Bronces.
Luego bajó del 12° piso del edificio corporativo al primero, y encabezó, junto con su entonces vicepresidente de administración y finanzas, Thomas Keller, la tradicional conferencia de prensa de estado de resultados e hizo todo tal cual lo había acordado con el directorio, sin dejar en evidencia lo que se venía. Al día siguiente presentó su renuncia indeclinable aludiendo motivos personales.
Con los días trascendería que fueron los roces con el presidente del directorio de la corporación, Gerardo Jofré, los que gatillarían la decisión. El renunciado timonel estaba acostumbrado a un estilo de mayor libertad en la administración de las empresas, con un directorio un poco más distante. El presidente de la mesa opinaba lo contrario, pues se trata de recursos fiscales. Nunca se pusieron de acuerdo.
Su gestión dejaría como legado el empuje a los proyectos estructurales, algo que ya venía desde el mandato de José Pablo Arellano en la estatal pero que se intensificó con Hernández. Pero también dejó trunca una agenda modernizadora que nunca pudo completar. Hernández intentó, por ejemplo, dejar sin efecto la “alianza estratégica” que conformaban los sindicatos con las administraciones divisionales, en un verdadero ejemplo de coadministración.
Diego Hernández continuaría su carrera como presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, dejando prácticamente como una anécdota su corto, pero movido paso por Codelco.
La agenda modernizadora de la gestión de Keller
El primer comentario que surge cuando se pregunta por Thomas Keller entre quienes han trabajado con él es su gran perfil técnico y la fuerza que le imprime a las negociaciones. Muchos ejecutivos que han compartido con él sentían una profunda admiración mezclada con una fuerte sensación de presión debido a su nivel de exigencia.
Los diez años que pasó en Londres lo marcaron. La rigidez británica dejó huellas en este ejecutivo que en junio de 2012, tras la renuncia de Diego Hernández asumió la presidencia ejecutiva de Codelco.
Para Keller la minería no es extraña. Fue vicepresidente de administración y finanzas en Doña Inés de Collahuasi (llegó a ser presidente ejecutivo), previo a su paso por Brookfield, la dueña de Transelec, y Cencosud.
Keller es ingeniero comercial de la Universidad Adolfo Ibáñez y MBA de la Universidad de Chicago. Se desempeño por diez años en el Grupo Shell, ocupando el cargo de assistant regional treasurer en Londres. Luego fue gerente de administración y finanzas del grupo Ultragas, ligado a rubro naviero.
En Codelco destacan que ha intentado llevar adelante la agenda modernizadora, pero bajo los conductos regulares -como las negociaciones colectivas- sin imponer nada. Ello ha sido bien recibido por los trabajadores.
Fue por esa vía que acordó el establecimiento de un plan de retiro para los trabajadores de Chuquicamata, y también es el camino escogido para modificar el sistema de turnos laborales en la empresa.
La duda principal es: ¿seguirá en el cargo? Dentro de Codelco creen que su continuidad sería una señal de respaldo a la idea de separar aguas entre Codelco y los ciclos políticos. Pero también se estima que Bachelet se jugará por alguien más cercano y de su confianza. Por ahora, hay que esperar.
TEMAS ASOCIADOS