Bogotá genera 6.500 toneladas diarias de residuos orgánicos domiciliarios, los cuales, por efecto de la descomposición, pueden producir una tonelada de emisiones contaminantes y generadoras del calentamiento global.
Sin embargo, a los esfuerzos de los recicladores informales, que recogen entre 800 mil y un millón de toneladas diarias de desechos reutilizables, se suma una iniciativa de producción de energía limpia que se encarga de captar el 80 por ciento de esas emisiones, es decir unas 800 mil toneladas.
Se trata de una de las plantas de captación de gases de efecto invernadero más grandes del mundo. De hecho es la segunda en Latinoamérica, después de una localizada en Río de Janeiro y la cuarta si se tiene en cuenta las de China y Singapur.
En el sur oriente de la ciudad, en el relleno de Doña Juana, este proyecto ambiental de generación de energía limpia se encarga de aprovechar los gases generadores del calentamiento global para la producción de biogás.
El proceso se basa en un sistema de cuatro kilómetros de tubería que se encuentra debajo de las montañas de basuras dispuestas en el relleno, que captan los gases que se producen y los separan de los lixiviados. Mientras los gases que emiten las basuras se conducen a través de las tuberías a la planta que cuenta con tres chimeneas procesadoras de gases, los lixiviados se conducen a una piscina que las trata antes de ser vertidas en las aguas del río Bogotá.
Cada día las basuras de los hogares bogotanos, producen lixiviados y unos 12.000 metros cúbicos de gases contaminantes, el 50% de ellos es metano, parte del cual se usa actualmente para la generación de 350 KW y forma parte de un proyecto de generación de energía para la industria ladrillera de la zona de influencia del relleno, que se prevé arrancaría en un año.
A la fecha, los usuarios del servicio de recolección de basuras no pagan por esta actividad, por eso para ser autosostenible, el proyecto se apoya en la venta de certificados de captación de carbono o bonos verdes, que se negocian en mercados europeos especializados.
En el 2011 un bono, equivalente a la captación de una tonelada de CO2, podría llegar a valer 12 euros. Hoy en era post Kioto y ante la incertidumbre del fin de los compromisos mundiales de reducción de CO2, los bonos no superan los 4 euros.
Gracias a este sistema de tratamiento de basuras, no sólo se generan ingresos, pues el 24 por ciento de los bonos se destinan al Distrito, sino que el costo de disponer una tonelada de basura en la ciudad es de los más bajos del mundo, 5 dólares, mientras que, en promedio, en los países de Europa asciende a 70 dólares.
Para el gerente de la planta de Biogás de Doña Juana, Sergio Arteaga. Debido a la falta de logística y de pedagogía para la disposición de basuras, los procesos de recolección son desordenados y la importancia del reciclaje se relega a la economía informal, pues no hay logística para ello.
AYDA MARÍA MARTÍNEZ
Redacción ADN