La gran competitividad que actualmente vivimos, ha llevado a las empresas a un cambio de paradigma, pues las mismas no se encuentran aisladas e independientes del entorno que les rodea, sino que por el contrario forman parte de una cadena y de un complejo y gran conjunto mayor como es el mundo al que pertenece, mundo que está compuesto por una serie de elementos que interaccionan entre sí y donde las acciones de uno de ellos repercute en los demás y viceversa.
A lo largo de la historia las empresas han ido evolucionando, sin embargo, las mismas han perdurado durante muchos años basándose en propósitos, objetivos y valores limitados, es decir, a través de una cultura organizacional basada solo en sus propios objetivos, sin considerar el ambiente externo que les rodeaba, con la meta de alcanzar éxito, penetración en el mercado y rentabilidad económica a costa del prejuicio y destrucción de la sociedad y el medio ambiente del que formaba parte.
Ya no solo se trata de la gestión organizacional tradicional de crear puestos de trabajo, cumplir con los asuntos legales, pagar impuestos, tener solvencia financiera, sino que las empresas están llamadas a establecer un nuevo paradigma a través de la integración de estrategias a su política y su cultura que redunden no solo en favor propio (sobretodo de sus socios y accionistas), sino que a la vez resulte en beneficio de todos los stakeholders que están relacionadas a la misma (empleados, clientes, proveedores, comunidad, gobierno, instituciones, entre otros). Solo así lograremos un desarrollo sostenible con provecho para todos, en especial para las generaciones venideras.
Es en este momento cuando introducimos el concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), que no es más que el conjunto de políticas para gestionar las relaciones de la empresa con sus stakeholders, de forma tal que los mismos se integren y formen parte de los principios de operación y estrategias de la organización.
La integración de una política de responsabilidad social dentro de la gestión de la empresa le proporciona a la misma una serie de beneficios, no solo en favor del medioambiente y la sociedad, sino también que a la vez logran una mayor participación, credibilidad y fidelidad en el mercado, así como también un mayor crecimiento económico, al tiempo que consigue un mejor aprovechamiento de los recursos, una gestión eficiente que le permite reducir sus costos, una mayor satisfacción de sus empleados, en fin, una serie de ventajas que reducen la incertidumbre que las envuelve, en medio de un mundo cada vez más globalizado y competitivo, con grandes problemas financieros y ambientales.
Cristina Minervino
Fuente:
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
Diplomado en Coaching Ejecutivo ONU(
CEL: 93934521
Santiago- Chile
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