En nuestro cuerpo, por increíble que parezca, existen drogas que fabrica el cerebro de forma completamente natural. Pero no drogas entendidas como aquellas sustancias estimulantes, narcóticas o alucinógenas que pueden provocar graves problemas de adicción.
No. Nos referimos a otro concepto completamente diferente, que suele estudiarse en farmacología. En otras palabras, a la 'droga' que viene del holandés droog, pero no del inglés drug (que en este caso sí haría referencia a una sustancia de abuso).
Probablemente, al empezar este artículo, muchos hayáis pensado que no es novedoso. No lo será sí habéis oído hablar de compuestos como las endorfinas o los endocannabinoides. Pero no. Hoy no vamos a hablar de estos compuestos, sino del valium, un fármaco derivado de la 1,4-benzodiazepina.
El descubridor de las benzodiazepinas, en particular, del diazepam (conocido comercialmente como valium) fue un químico llamado Leo Henryk Sternbach, que fabricó este medicamento formando parte de la compañía farmacéutica Roche. Estos compuestos son comúnmente utilizados como tranquilizantes, de hecho el valium suele utilizarse en personas que sufren crisis epilépticas.
En 1985, investigadores de la State University of New York publicaron un artículo en la revista PNAS, en el que apuntaban que debería haber compuestos análogos a estas benzodiazepinas en el cerebro de mamíferos, dados los resultados de su investigación.
El grupo de científicos proponían que, debido a los estudios de inmunocitoquímica que habían realizado, se podía confirmar, aunque no fuera de manera completa, la existencia de una especie de tranquilizantes en nuestro órgano más importante. En otras palabras, se entendía que existían drogas que fabrica el cerebro en condiciones normales, que funcionaban de manera parecida a lo que lo hace el valium.
Casi treinta años después de aquel trabajo, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, han comprobado que los resultados publicados en la década de los ochenta no iban del todo desencaminados. El trabajo, que se publica ahora en la revista Neuron, supone un espaldarazo tremendo a las investigaciones anteriores. El responsable del proyecto, el Dr. John Huguenard, ha confirmado que "este es uno de los descubrimientos más emocionantes en el campo de las neurociencias".
Y es que la posibilidad de que hayan encontrado una proteína que funcione como el valium, hace posible la existencia de drogas que fabrica el cerebro de manera natural. Los científicos han visto cómo la proteína inhibidora del receptor del diazepam en el cerebro presenta un funcionamiento similar al de estos tranquilizantes: relaja un circuito nervioso clave, y puede ser considerado en el futuro como una herramienta clave en el tratamiento de la epilepsia, los desórdenes del sueño o la ansiedad.
Esta proteína se conocía desde hace tiempo, pero no sabíamos nada acerca de su origen y composición, hasta la misma publicación del trabajo de los científicos europeos. Se ha comprobado que el nuevo medicamento posee la misma eficacia que el propio valium, produciendo el mismo efecto neurológico.
Un trabajo que no hace sino profundizar en la parte más inteligente de nuestro organismo, y que responde a preguntas tan curiosas como el funcionamiento de nuestra mente, y la posibilidad de que existan drogas que fabrica el cerebro de manera natural. La respuesta es sí, ya que este compuesto endógeno mimetiza el trabajo del valium, sirviendo en cierta manera como tranquilizante natural, por ejemplo en el caso de que ocurrieran crisis epilépticas.
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